“Ni héroe ni traidor” es una
película nacional dramática dirigida, co-escrita y producida por Nicolás
Savignone (Los desechables). Protagonizada por Juan Grandinetti (Bruja), el
reparto se completa con Inés Estévez, Rafael Spregelburd, Gastón Cocchiarale
(Luciferina, Claudia), Fabián Arenillas, Héctor Bidonde, Mara Bestelli, Agustín
Daulte, entre otros.
Buenos Aires, 1982. Matías (Juan
Grandinetti) es un joven de 20 años que terminó la colimba y desea dedicarse a
tocar la guitarra. Sin embargo, su padre lo cree un inmaduro y busca
convencerlo de que acepte trabajar con él en el puerto. Con ganas de viajar en
un futuro cercano a España y que después su novia se le una, Matías no tiene en
cuenta algo que pondrá en jaque sus planes: la declaración de la guerra de
Malvinas. Luego de que llegue la carta con la convocación a la guerra, Matías
tendrá qué pensar a fondo cómo proceder.
En el cine nacional estamos
acostumbrados a que se representen historias sobre Malvinas, no obstante “Ni héroe
ni traidor” por suerte nos trae un enfoque distinto: aquí no vamos a ver ni a
los combatientes ni la batalla, ni siquiera seremos testigos del estrés
postraumático que ocasiona un evento de tal magnitud; lo que la cinta busca
explorar es la situación previa a la guerra. De esta manera, con una
perspectiva original, el director nos hace reflexionar desde la mirada del
protagonista, un chico que está atravesando una etapa con la que es muy fácil
sentirse identificado. Matías no tiene muy en claro qué es lo que quiere para
su vida; aunque se siente interesado por la música, el prejuicio de su padre no
lo ayuda y que sus amigos quieran seguir carreras “serias” lo desalienta, ya
que es inevitable compararse con los demás. Cuando su madre protectora le muestra
la carta, la reacción de Matías es de indiferencia. Sin embargo, su cabeza está
que explota.
A pesar de que Juan Grandinetti
transmite poco y nada en pantalla, Savignone deja en claro las diferentes
reacciones y posturas que existieron en esa época: aunque están los que ni bien
se enteraron que Argentina iba a la guerra festejaron, sintiéndose valientes,
también están los que lo primero que se les pasó por la cabeza fue el miedo. En
el personaje de Inés Estevez es en donde más veremos la preocupación no solo
porque su hijo puede llegar a morir, sino también por pensar en lo que Matías
es enviado a hacer: matar a otros jóvenes de su misma edad que nada tienen que
ver con los conflictos políticos y económicos por los que la guerra se llevó a
cabo.
Aparte de la floja actuación
protagónica, los diálogos no logran sentirse naturales, en especial en el
personaje del padre de Matías (Spregelburd). No obstante, la película sale
airosa cuando a la historia se le agrega tensión alrededor del grupo de amigos
del joven. Los acomodos para tener un puesto fuera de combate y las maneras
desesperadas para excusarse de no poder ir a Malvinas son aportes verosímiles
que hacen que no se pierda el interés en el filme.
Con una música en un principio
acorde pero que luego termina siendo repetitiva, “Ni héroe ni traidor” se
destaca por su mensaje, que bien expresado ya está en su título. Un relato muy
nuestro de una herida que continúa abierta hasta el día de hoy.
Puntaje: 6,50
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