“La Forma Del Agua” (The Shape Of Water,
2017) es una película de fantasía y romance dirigida y producida por Guillermo
del Toro, reconocido por “El Laberinto del Fauno” (2006) y “La Cumbre
Escarlata” (2015). También hizo el guión junto a Vanessa Taylor. El reparto
está compuesto por Sally Hawkins (Mary Brown en Paddington), Michael Shannon,
Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg y Doug Jones. Consiguió 13
nominaciones a los premios Óscar, incluyendo Mejor Actriz, Mejor Director y
Mejor Película. Llega a los cines el 22 de febrero gracias a la distribuidora
Fox.
Ambientada en el año 1962, durante la
Guerra Fría, la historia se centra en Elisa Esposito (Sally Hawkins), una mujer
huérfana, muda y soltera de aproximadamente 40 años. Ella lleva una vida muy
rutinaria: se levanta siempre a la misma hora, mientras se baña se masturba y
luego se dirige al establecimiento de investigación secreto del gobierno de
Estados Unidos, donde trabaja limpiando el laboratorio con su amiga Zelda (Octavia
Spencer). La parsimonia del lugar se altera cuando llega el Coronel Richard
Strickland (Michael Shannon), hombre que capturó a una criatura acuática en
Sudamérica. La curiosa Elisa comienza a interesarse en el monstruo y se da
cuenta que él la comprende a través de las señas. El problema surge cuando
Strickland disfruta torturar al Hombre Anfibio. Desde ese momento, Elisa, junto
a su vecino Giles (Richard Jenkins), armará un plan para sacar al monstruo de
allí.
Si hubiera que definir a esta película con
una sola palabra sería mágica. El relato tiene muchos elementos del cuento de
hadas romántico pero a la vez se distingue de los que ya conocemos. Aquí la
princesa se siente imperfecta, el príncipe no es atractivo y sin embargo los
dos hallan el amor en el otro. Resulta una delicia ver cada escena que
comparten, cómo empiezan a relacionarse, sus gestos y tacto. Elisa encuentra en
el monstruo a alguien que no la ve como los demás: él ni siquiera capta que es
muda, la acepta por ser ella misma.
Sally Hawkins está magnífica en su rol y
bien merecida tiene su nominación al Óscar. Sólo con su mirada nos transmite
todo lo que piensa. Empatizamos con ella desde el principio gracias a la
excelente presentación de su personaje, que ya nos hace saber cómo es, qué
cosas le gustan y cuales detesta. Octavia Spencer compone muy bien a Zelda, una
mujer que vive quejándose de su marido (y con mucha razón). En algunos momentos
nos hace reír como también nos enoja cuando la discriminan por ser
afroamericana. Michael Shannon consigue que, sin emitir palabra, ya sepamos que
es el villano. Aunque le faltan motivaciones más concretas (no sólo debería ser
malo porque debe acatar las normas de su superior), el actor sabe dar miedo a
partir de sus acciones y rudeza al hablar.
El diseño de producción está cuidado al
máximo detalle, haciendo que cada plano sea un espectáculo para los ojos. Los
movimientos de cámara, el vestuario y la música hacen que nos adentremos en la
fantasía sin cuestionar lo que sucede. Del Toro pone las reglas y las acatamos
sin dudarlo.
Lo único que le juega en contra a La Forma
Del Agua es su duración. En cierto momento, ya adentrada la trama, el conflicto
se alarga sin necesidad. A pesar de ello, la escena final conforma una obra de
arte en sí misma y obligatoriamente debe ser vista en cine.
“La Forma Del Agua” nos reafirma que lo
distinto no tiene que ser rechazado, que lo importante está dentro de uno y no
en el aspecto externo. La belleza es de distintos tipos, y qué mejor que esta
película para demostrarlo.
Puntaje: 8
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