“Familia Sumergida” (2018) es una
película dramática que constituye el debut en la dirección de María Alché, la
cual también se encargó del guión. Coproducida entre Argentina, Brasil,
Alemania y Noruega, el reparto incluye a Mercedes Morán, Laila Maltz, Federico
Sack, La Arteta, Marcelo Subiotto (Rivero en “La Fragilidad de los Cuerpos”),
Esteban Bigliardi (El Futuro Que Viene), entre otros. Inicialmente presentada
en el Festival de Locarno, el filme pasó por el Festival de Cine de San
Sebastián y se llevó el Premio Horizontes Latinos.
En un verano muy caluroso y vacío
en la Ciudad de Buenos Aires, Marcela (Mercedes Morán) se encuentra totalmente
desorientada. Madre de tres hijos adolescentes (dos mujeres y un varón) y con
un marido que se va de viaje por trabajo, su vida cambia repentinamente con la
muerte de su hermana Rina. Mientras se ocupa de vaciar la casa de la fallecida,
Marcela volverá a sentirse parte de reuniones familiares del pasado, a la vez
que conocerá a Nacho (Esteban Bigliardi), un amigo de su hija más grande al que
le ofrecieron una oferta laboral para irse a vivir al extranjero pero a último
momento se la cancelaron.
Egresada de la ENERC y con varios
cortometrajes en su haber, la primera película de Alché se destaca por ser completamente
surrealista e incomprensible en muchos momentos, por lo que no es un film que
será aceptado por cualquiera. Sin ritmo ni dinamismo, lo que la vuelve pesada y
tediosa, “Familia Sumergida” se destaca por un tema central en particular: el
duelo. Tenemos a una protagonista que en su hogar pareciera que está presente
solo físicamente mientras los demás continúan con sus pequeños problemas
diarios: peleas por una bicicleta, necesidad de aprobar unos exámenes, desamor,
elegir qué camisa usar para una fiesta, etc. Marcela sigue estando presente,
pero desde su mirada podemos notar que la muerte de su hermana la cambió para
siempre.
Mercedes Morán hace un gran
trabajo al interpretar a esta mujer que luce perdida, que puede vomitar o
ponerse a llorar de la nada. Por otro lado, la iluminación y fotografía (está
ultima a cargo de la francesa Hélène Louvart) resultaron fundamentales para que
la cinta se vuelva tan rara como exótica. Metáforas hay por todas partes sin
embargo no logran descifrarse en absoluto salvo una que tiene que ver con la
muda de piel en las serpientes.
Aunque la película se caracteriza
por ser un drama, también tiene situaciones, absurdas o no, que logran hacer
reír. Por ejemplo, la cara de confusión total del hijo menor de Marcela cuando
la profesora de particular le explica química o que el personaje de Marcelo
Subiotto vuelva al hogar y se ponga a cantar muy fuerte porque sí.
“Familia Sumergida” se inclina
más hacia el lado del cine experimental, ese donde no hay muchas explicaciones sino
que logra incomodar o hacer dudar a través de las imágenes. Muy lenta a pesar
de su corta duración, la cinta gustará más a los que ya conozcan esta forma de
hacer películas.
Puntaje: 6
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