“Rojo” (2018) es un thriller
policial dirigido y escrito por Benjamín Naishtat (Historia del Miedo, El
Movimiento). Coproducido entre Argentina, Brasil, Francia, Alemania y Holanda,
el reparto incluye a Darío Grandinetti (Relatos Salvajes), Andrea Frigerio (El
Ciudadano Ilustre, Mi Obra Maestra), Alfredo Castro, Laura Grandinetti, Rafael
Federman, Diego Cremonesi, entre otros. Tuvo su premiere mundial en el Toronto
International Film Festival, en donde fue nombrada para formar parte de la Selección
Oficial en la sección Platform, convirtiéndose en la primera película argentina
seleccionada para dicha competencia. Además, obtuvo tres galardones en el
Festival de San Sebastián: Mejor Dirección, Mejor Actor (Darío Grandinetti) y
Mejor Fotografía (Pedro Sotero).
1975, en alguna provincia de Argentina. Claudio Morán (Darío Grandinetti) es un respetado abogado de un
pueblo que vive tranquilamente con su esposa Susana (Andrea Frigerio) y su hija
Paula (Laura Grandinetti), que está de novia con Santiago (Rafael Federman).
Una noche, Claudio se encuentra en una mesa de un colmado restaurante esperando
por su mujer cuando percibe que un hombre lo observa desde unos metros. “El
Hippie” (Diego Cremonesi) se acerca y le pide al mozo esa mesa donde está sentado
Claudio ya que le parece una falta de respeto que él tenga que esperar su turno
mientras el señor no está pidiendo ninguna comida. Esto produce un altercado en
el lugar que luego continúa afuera y desemboca en una tragedia. Tres meses
después, el ex policía y detective chileno Sinclair (Alfredo Castro) se
presenta en una celebración con el objetivo de interrogar a Claudio sobre el
paradero del Hippie, lo cual hará que el abogado se ponga nervioso y decida aparentar con la típica “acá no ha
pasado nada, queremos paz”.
Si hablamos de Golpe de Estado,
películas nacionales sobran. No obstante “Rojo” tiene una originalidad que
sorprende y es súper bienvenida para el espectador. Con una primera escena
introductoria seguida de una secuencia potente que constituye uno de los
momentos más tensos de la cinta, el filme se destaca por centrarse en el
comportamiento de la sociedad años antes de la dictadura que ya conocemos. Así,
Naishtat nos hace testigos de cómo se manejaba la gente durante la intervención
federal, lo común que era aparentar para pertenecer, callarse, esconder y que
los cuestionamientos solo queden en la mente de cada uno.
Con una perfecta utilización de
la música, unos encuadres que da gusto ver y una fotografía sublime, el
director construyó una trama que no sigue a un hecho puntual, más bien está
compuesta de distintos momentos que constituyen una metáfora ya sea a las
desapariciones del futuro como al miedo en el que ya estaban inmersos los
argentinos. Los cortes de las escenas pueden resultar abruptos, sin embargo al
analizarla uno se da cuenta de que no existía la necesidad de continuar cada
hecho para entender a dónde se quiere llegar con lo expuesto.
En cuanto a las actuaciones,
todas están muy bien, en especial la de Darío Grandinetti, Alfredo Castro y
Diego Cremonesi. El detective consigue incomodar con su seriedad, fija mirada y
manera de hablar. Para él las cosas son blancas o negras, no hay grises. Aunque
Cremonesi tiene poco tiempo en pantalla, su interpretación de “El Hippie” queda
en la memoria tiempo después del final del filme.
La impunidad que había con las armas,
las desapariciones que nadie se ocupaba en resolver por estar la municipalidad
intervenida, el peso que tenía la religión, el accionar de los medios al tapar
lo que verdaderamente importaba con la llegada de los vaqueros norteamericanos
y el orgullo que había que sentir por el suelo argentino son solo algunas de
las cosas en las que pone el foco Benjamín Naishtat. Pero, por sobre todo,
“Rojo” deja pensando en cómo cada persona fue cómplice de alguna manera para
que la etapa más oscura de nuestro país se haga realidad.
Puntaje: 9
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