Samuel Mullins, un hombre que se dedica a la fabricación de
muñecas, vive tranquilo con su esposa Esther y su pequeña hija Annabelle,
apodada Bee. La felicidad dura poco ya que debido a un trágico accidente los
Mullins pierden a su hija. Doce años después, Samuel decide dar asilo a la
Hermana Charlotte y seis niñas huérfanas. Entre ellas se encuentran las mejores
amigas Linda y Janice, esta última padeciente de polio. La curiosidad de Janice
hace que se interese por la habitación que pertenecía a Bee, sin tener en
cuenta la advertencia de Samuel sobre que a ese cuarto no hay que ingresar.
Propiciados por la muñeca Annabelle, sucesos extraños comenzarán a ocurrir en
esa casa alejada de la sociedad, siendo Janice la más afectada por ser la débil
del grupo.
Luego de ver cómo la muñeca amenazaba la vida de Mía y su
bebé Leah en el film del 2014, con un guión soso y pocas escenas realmente
aterradoras, es sorprendente encontrarse con una producción que funciona como
precuela de ésta y es altamente superior. Se nota muchísimo que el cambio de
director funciona para bien: David F. Sandberg brinda una historia original en
la que el espectador logra interesarse por las vidas de las niñas huérfanas, en
especial las de Linda y Janice. Su deseo de ser adoptadas por los mismos padres
y nunca separarse, más la renguera de Janice debido a la polio ya nos hace
empatizar desde el comienzo.
En cualquier película de terror, para verdaderamente lograr
asustarnos se necesita de una cuidada creación de la atmósfera, música
acechante que no da lugar a la armonía y actuaciones creíbles. En esta película
cada uno de estos elementos se cumple con creces: las situaciones que van
surgiendo son temibles gracias a cómo se usan la oscuridad y los crujidos, la
banda sonora de Benjamin Wallfisch sabe poner nervioso al espectador como
también respeta los momentos de silencio absoluto y tanto las nenas Talitha
Bateman y Lulu Wilson como la monja interpretada por Stephanie Sigman brindan
trabajos correctos, destacándose más la primera en el papel de Janice.
El film tiene una referencia a la próxima película del mundo
de “El Conjuro” llamada “The Nun” (La Monja), programada para estrenarse en
2018, que fascinará a los fanáticos de este universo. Además la conexión entre
Annabelle del 2014 con esta precuela está muy bien enlazada (para disfrutar
más/entenderla recomiendo que primero vean la del 2014).
En algunas partes se abusa de los jump scares, generando que
los sustos no sean tan efectivos como cuando se decide tomar el tiempo
necesario para crear el miedo. Por otro lado los ángulos de cámara y las
posiciones de la muñeca resultan un acierto ya que la hacen ver más tétrica de
lo que ya es.
“Annabelle 2: La Creación” consigue mantener entretenido al
espectador, asustándolo de forma genuina en varias ocasiones. Sólo teniendo en
cuenta su ambientación vale la pena pagar la entrada de cine. Si sos fan del
terror, no te la pierdas.
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