“Tully” (2018) es una comedia dramática dirigida
por Jason Reitman y escrita por Diablo Cody. Esta dupla ya es reconocida por la
aclamada “Juno” (2007) y “Young Adult” (2011), siendo la última protagonizada
por Charlize Theron como también sucede en esta ocasión, en donde la actriz
además ocupa el rol de productora. Completan el reparto Mackenzie Davis (Yorkie
en el episodio San Junipero de “Black Mirror”), Ron Livingston, Mark Duplass,
Elaine Tan, Gameela Wright, Asher Miles Fallica y Lia Frankland. La película se
presentó por primera vez en el Festival de Sundance; la inspiración de Diablo
llegó cuando estaba embarazada de su tercer hijo y se dio cuenta que en ninguna
cinta se representaba de forma honesta lo que atraviesa una mujer al ser madre.
Marlo (Charlize Theron) está exhausta: con dos niños
pequeños y un tercero en camino, se siente tan abrumada que pareciera que
perdió su razón de ser. Drew (Ron Livingston), su marido, no resulta de ayuda
ya que trabaja todo el día y el poco tiempo que está en casa lo dedica a los
videojuegos. Como si fuera poco, la directora del colegio de sus hijos cita a
Marlo para comunicarle que Jonah (Asher Miles Fallica) es un chico “poco
convencional” por lo que debería contratarle una maestra auxiliar (la escuela
no se ocupa de esos asuntos). Una noche en la casa de su adinerado hermano
Craig (Mark Duplass), éste, al verla tan baja de ánimo, le propone que llame a
una niñera nocturna así Marlo podrá dormir las horas necesarias. Al principio
la idea de tener a un extraño en el hogar por las noches no le gusta para nada,
pero luego Marlo termina aceptando. Así entra en escena Tully (Mackenzie
Davis), una joven de espíritu libre que empezará una amistad con Marlo y
alivianará sus quehaceres cotidianos.
Luego de lucirse el año pasado en la cinta de acción
“Atómica” (Atomic Blonde), Charlize Theron decidió dejar atrás su esbelta
figura y aumentar 22 kilos para ponerse en la piel de este nuevo personaje. Un
gran mérito de la actriz que aporta aún más credibilidad de la que ya tenía por
sí sola.
La cinta atrapa desde el comienzo al mostrarnos el día a día
de Marlo, cómo la rutina la está consumiendo a tal punto que ya no sabe quién
es. Su personalidad cambió rotundamente y, por limpiar, cambiar pañales, dar la
leche, cocinar, llevar a los nenes a la escuela, etc., los días pasan volando
sin que ella tenga tiempo para sí misma. Con la llegada de Tully, que vendría a
ser como una Mary Poppins moderna, se produce un gran contraste de
personalidades muy atractivo de ver: Tully no sólo viene a velar por la
seguridad de la recién nacida, sino que otra de sus prioridades es cuidar de
Marlo, hecho que parece inexistente en la vida de esta madre.
Como ya nos tiene acostumbrados, Jason Reitman se anima a mostrar
la faceta más realista, en este caso, de la maternidad. Aunque las situaciones
graciosas están, el drama es el que abunda. Sin embargo está tratado de tan
buena forma, tocando temas como la identidad, los sueños y la depresión post
parto, que la película logra ser inteligente, bella y emocionante.
Todos los del reparto dan buenísimas interpretaciones,
incluidos los niños; en especial Asher Miles Fallica, que tiene que interpretar
a un chico que le cuesta relacionarse. El vínculo que tiene con su madre, donde
se nota que ella lo ama pero también se le hace difícil tranquilizarlo, está
muy bien trabajado y sus escenas pueden llegar a sacar más de una lágrima.
“Tully” explora el ser madre desde un ángulo diferente,
donde no todo es color de rosas ya que la monotonía afecta en gran parte a los
sentimientos de la mujer. Diablo Cody expone lo que atraviesan miles de madres,
dejando en claro algo muy importante: no tiene por qué dar vergüenza el pedir
ayuda.
P.D: durante la segunda mitad del filme algunas escenas
resultan rarísimas, no obstante el desenlace aclara esas dudas, generando que
uno quiera volver a verla una y otra vez teniendo en cuenta ese detalle.
Puntaje: 9
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