“La dolce vita” (1960) es una
tragicomedia dirigida por Federico Fellini, que también participó en la
escritura del guión junto a Ennio Flaiano y Tullio Pinelli. Protagonizada por
Marcello Mastroianni, el reparto se completa con Yvonne Furneaux, Alain Cuny,
Anita Ekberg, Anouk Aimée, Walter Santesso, Riccardo Garrone, Annibale Ninchi,
Magali Noel, Carlo Musto, Nadia Gray, Lex Barker, Valeria Ciangottini, entre
otros. Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 1960, la
cinta se reestrena remasterizada tanto en imagen como en sonido.
La historia gira alrededor de Marcello
Rubini (Marcello Mastroianni), un fotoperiodista romano que a finales de los
años cincuenta va de fiesta en fiesta, no ama a su pareja Emma (Yvonne
Furneaux) y en realidad quiere ser escritor pero no se anima a cumplir su
deseo. A través de sus paseos por diferentes lugares de Italia, seremos
testigos de las oscuras particularidades que tenía en esa época la
aristocracia.
Descrita por The New York Times
como “una de las películas más vista y aclamada de la década de 1960”, la obra
de Fellini no presenta una estructura narrativa usual, lo que puede llegar a
confundir bastante al espectador. Con una primera escena que funciona como prólogo
para después pasar a siete episodios que solo están conectados por su
protagonista y terminar con un epílogo, “La dolce vita” más que contar una
única historia busca reflejar cómo era la sociedad italiana, en especial la
clase alta, al vivir en una ciudad recuperada completamente de la Segunda
Guerra Mundial.
De esta manera, y a través de
variados personajes, veremos cómo ninguno de ellos se encuentra feliz. Los
burgueses pretenden escapar de la realidad organizando grandes fiestas
nocturnas que se caracterizan por el excesivo uso de alcohol y las drogas; a
las mujeres se las maltrata tanto físicamente como incentivándolas a que hagan
bailes provocativos o engañándolas; con la llegada en avión de Sylvia (Anita
Ekberg), una famosa actriz, los paparazzi son el claro ejemplo de la falta de
moral y ética que existe en el periodismo, ya que éstos hacen preguntas
completamente sexistas y no les importa nada con tal de conseguir el mejor
ángulo para sus fotografías.
Marcada por el vacío, la
desesperanza y la incomunicación, la película se llega a sentir muy
transgresora y polémica incluso aunque hayan pasado muchos años desde su
estreno, siendo entendible por qué fue censurada en varios países y condenada
por la Iglesia Católica. Pero, por sobre todas las cosas, “La dolce vita” sabe
transmitir con maestría la insatisfacción de personajes que no tienen en claro
cuál es el sentido de la vida, por lo que se vuelcan a la sobredosis, los
celos, la destrucción, las fuertes discusiones, el asesinato, el miedo a salir
de la zona de confort e incluso el suicidio.
Sin poder establecer empatía con
ninguno de los personajes, no hay dudas de que algunos momentos del filme
quedarán impregnados en la memoria por representar lo retorcidos que pueden
llegar a ser los deseos más íntimos del ser humano o la sensación que despierta
ver a una mujer en su máximo esplendor. La película sirve para rememorar una
época de lujos banales, más allá de eso los episodios inconexos en su conjunto
pueden generar en muchos espectadores que la longitud de tres horas se padezca
ya que, sin un hilo conductor, la obra se vuelve difícil de digerir.
Puntaje: 7
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