“El hombre invisible” (The
invisible man, 2020) es un thriller de horror dirigido y escrito por Leigh
Whannell (La noche del demonio: Capítulo 3, Upgrade). Ligeramente basada en la
novela homónima de H. G. Wells, y coproducida entre Estados Unidos y Australia,
la cinta está protagonizada por Elisabeth Moss (The handmaid’s tale). Completan
el reparto Harriet Dyer, Aldis Hodge, Storm Reid (Euphoria), Oliver
Jackson-Cohen (La maldición de Hill House), Michael Dorman, entre otros.
La historia gira en torno a
Cecilia Kass (Elisabeth Moss), una arquitecta que vive siendo controlada por su
marido Adrian Griffin (Oliver Jackson-Cohen), el cual es un pionero biónico. Al
escaparse de su hogar, Cee pasa a vivir junto con su amigo James (Aldis Hodge)
y la hija de éste, Sydney (Storm Reid). Aunque su hermana Emily (Harriet Dyer)
le comunica que Adrian se suicidó, Cee no puede creer que sea verdad. En poco
tiempo, Cecilia comenzará a experimentar situaciones de lo más extrañas, lo que
la llevará a creer que Adrian encontró la manera perfecta para seguir arruinándole
la vida: convertirse en una persona invisible. Harta del sociópata de su ex,
Cee tendrá que hacer todo lo posible para que su entorno crea en sus palabras.
Luego de varias películas de terror
que dejaban muchísimo que desear, por fin llegó a la cartelera una producción
que sabe cómo poner los pelos de punta. Con una historia que recuerda a filmes
como “Durmiendo con el enemigo” (Sleeping with the enemy, 1991) o “Nunca más”
(Enough, 2002), la cinta de Leigh Whannell es el claro ejemplo de que se pueden
seguir explorando este tipo de temáticas sin caer en clichés ni melodramas. Al
mezclar la ciencia ficción con el suspenso, el director y guionista crea un
largometraje que desde el inicio atrapa al espectador ya sea por los
movimientos de cámara, los nerviosos silencios o la genuina preocupación que se
logra alrededor del personaje principal.
Más enfocada en el terreno de lo
psicológico, “El hombre invisible” escapa al susto fácil para generar tensión
desde la construcción de atmósferas. No hay nada más perturbador que ser
observado por alguien al que no se puede ver, por lo que Whannell saca provecho
de eso al contar con una actriz ideal para el rol principal. A Elisabeth Moss
los papeles dramáticos le calzan como anillo al dedo, si encima le sumamos que
aquí debe lidiar con que los demás la consideren loca, tenemos como resultado
una actuación protagónica admirable. Con gran expresividad, Moss genera empatía
desde el comienzo, representando muy bien cuánto le puede afectar a una persona
el estar dentro de una relación plenamente tóxica y abusiva, donde el otro
desde siempre se esforzó por hacer creer que la que está equivocada es ella.
Aunque en el tercer acto el
impacto se pierde bastante por mostrar mucho al enemigo o por los giros del
guión, “El hombre invisible” consigue hacernos saltar de la butaca en varias
oportunidades. Sin perder el interés en ninguna ocasión, el padecimiento de
Cecilia cuenta con un digno desenlace que dejará buen sabor de boca en el
espectador.
Puntaje: 8
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