“Mujercitas” (Little women, 2019)
es una película coming of age de drama y romance dirigida y escrita por Greta
Gerwig (Lady Bird). Basada en la novela homónima de Louisa May Alcott, la cinta
constituye la séptima adaptación cinematográfica de esta historia.
Protagonizada por Saoirse Ronan, el reparto se completa con Florence Pugh, Emma
Watson, Eliza Scanlen (Sharp objects), Laura Dern, Timothée Chalamet, James
Norton, Louis Garrel, Meryl Streep, Chris Cooper, Tracy Letts, Bob Odenkirk,
Dash Barber, entre otros. El filme cuenta con seis nominaciones a los próximos
premios Óscar, entre ellas “Mejor Película”, “Mejor Actriz” (Ronan) y “Mejor
Guión Adaptado”.
A través de escenas que se
entremezclan entre el pasado invierno de 1861 en Concord, Massachusetts y el
presente en el otoño de 1868, como espectador iremos conociendo a la familia
March, la cual está compuesta por la madre Marmee (Laura Dern) y sus hijas
Josephine (Saoirse Ronan), Amy (Florence Pugh), Meg (Emma Watson) y Beth (Eliza
Scanlen), aparte de la seria tía March (Meryl Streep). Con su padre en la
guerra civil, y sin contar con una buena posición económica, las jóvenes de
grandes sueños (todos distintos entre sí) se irán abriendo al mundo a pesar de
las inexistentes posibilidades laborales que tenía una mujer en ese entonces.
Muy pocas películas logran
mantenernos absortos desde que empiezan hasta que acaban, haciéndonos pasar por
casi todas las emociones a medida que avanza el metraje gracias a un guión
donde se nota el gran amor y respeto que la directora tiene con respecto a cada
personaje de una novela que desde siempre adoró. Esto pasa con “Mujercitas”,
filme al que uno puede cuestionar sin haberlo visto expresando “¿Era necesaria
otra versión?” pero que ni bien arranca no quedan dudas: cada generación
debería contar con una adaptación al cine llena de valores como lo que aquí
transmite Greta Gerwig.
Con una estructura narrativa no
lineal muy fácil de seguir gracias al trabajo de fotografía (las escenas del
presente no tienen la viva luminosidad del pasado), la película es un canto a
la importancia de la unión familiar, la hermandad (con sus caprichos, celos y
peleas incluidos), el fin de la infancia, la ambición (en el buen sentido), el
desaliento ante una sociedad que no da las mismas oportunidades a un hombre que
a una mujer, el amor no correspondido y, por sobre todo, al arte como pasión y
forma de ganarse la vida por más complicado que sea. A través de un dinamismo
sin igual, Gerwig se atiene a las situaciones que plantea la novela pero
consigue darle su propia impronta, creando así una obra que por fin sirve como
buena representación de lo que es el feminismo.
Junto a la maravillosa música del
reconocido compositor francés Alexandre Desplat y un diseño de vestuario muy
acorde a la época, el reparto resulta de ensueño. Ya habiendo trabajado con
Saoirse Ronan y Timothée Chalamet en Lady Bird (2017), Gerwig sabe que está
ante los mejores actores jóvenes de Hollywood por lo que aquí los vuelve a dirigir
fenomenalmente. Con una química que traspasa la pantalla, la dupla nos va a
hacer reír como emocionar en partes iguales. Saoirse Ronan sorprende no solo
por la expresividad a la que nos tiene acostumbrados en cada papel que realiza,
sino porque también construye a una Jo March tan compleja como genuina.
Inteligente, de carácter fuerte y determinada en no querer contraer matrimonio
ya que sostiene firmemente que la mujer no vino al mundo con el único objetivo
de amar, es imposible no empatizar con la perspicaz Jo, una joven que se
permite a sí misma sentir, valorando muchísimo su libertad como para renunciar
a ella.
Por otro lado, la australiana
Eliza Scanlen como la tímida Beth brilla en esta nueva adaptación gracias a
que, a pesar de contar con menor tiempo en pantalla, tiene las escenas
suficientes para que la empatía se produzca naturalmente. El lazo entre Beth y
Jo, así como la relación de padre e hija que se genera entre el vecino Laurence
(Chris Cooper) y la adolescente están tan bien confeccionados que nos
reafirman, luego de ser una revelación en la serie Sharp Objects, que Scanlen
tiene un largo camino como actriz.
Laura Dern como la amorosa madre
Marmee es un mimo al alma; Emma Watson como Meg demuestra que querer casarse y
tener hijos es tan válido como decidir estar sola. Meryl Streep en el rol de la
tía March se encarga de hacer caer a las hermanas en la realidad de la época:
casarse con alguien de la alta sociedad es primordial para obtener un buen
futuro. No obstante, la que más sorprende es Florence Pugh haciendo de Amy,
personaje que en las versiones anteriores no había tenido un buen traspaso de
las hojas de la novela al cine. En esta oportunidad, Greta Gerwig dota a Amy de
impulsividad, arrepentimiento, frustración al no ser reconocida por sus
pinturas, tristeza y decepción plena al sentirse siempre a la sombra de su
hermana mayor.
Con una sensibilidad preciosa
impregnada en cada fotograma, “Mujercitas” cuenta con unos valores tan bien
retratados que se alza como una película ideal para ser revisitada una y otra
vez. Un clásico que nunca va a pasar de moda.
Puntaje: 10
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