“La Posesión de Verónica” es una película de terror española
dirigida por Paco Plaza, reconocido por la saga REC. El guión también estuvo a
cargo de él junto a Fernando Navarro. El reparto incluye a Sandra Escacena, que
debuta en el cine con el papel protagónico, Ana Torrent y los niños Bruna
González, Iván Chavero y Claudia Placer. La cinta está basada en el expediente
Vallecas, caso real que sucedió en 1991. Llega a los cines el 7 de diciembre gracias a la distribuidora Energía Entusiasta.
A los 15 años Verónica (Sandra Escacena) debe hacerse cargo
de sus hermanitos Lucía (Bruna González), Irene (Claudia Placer) y Antoñito
(Iván Chavero) ya que su madre trabaja todo el día en un bar. Un día en la
escuela la joven baja al sótano para jugar a la ouija con dos compañeras
mientras los demás están apreciando el eclipse solar desde el patio. Verónica
desea comunicarse con su padre fallecido pero en vez de eso sin quererlo
conseguirá abrir un portal que dará paso a una entidad maligna. Ahora su
familia está en peligro, en su casa de Madrid ocurren cosas extrañas y ella
sufre los efectos de haber sido poseída.
Ya estamos acostumbrados a los estrenos de terror clichés,
con historias planas y redundancia de jump scares. Si leemos la sinopsis de
este film o vemos su póster promocional nos parecerá más de lo mismo. Sin
embargo detrás de ello se esconde una gran película del género que no debe
pasar desapercibida.
Lo que la diferencia de otras producciones y constituye lo
más destacable del film es en dónde está puesto el foco. Paco Plaza se toma
todo el tiempo que necesita para desarrollar la dinámica del hogar de Verónica,
sin perder en ningún momento el ritmo ni el interés del espectador. Gracias a
esto conectamos desde entrada con los cuatro hermanos, nos llegan a importar y
deseamos su bienestar.
Por otro lado es imposible no aplaudir la acertada elección
de casting. En su debut cinematográfico Sandra Escacena brilla como Verónica a
pesar de tener variadas escenas complejas con mucha carga emocional. De todas
sale airosa, componiendo con éxito a una adolescente que no está siendo
escuchada y debe arreglárselas por sí sola. Los pequeños Bruna González,
Claudia Placer e Iván Chavero no se quedan atrás con sus buenas
interpretaciones. Gracias al guión, sus diálogos recuerdan la inocencia que
existe en la infancia, transmiten ternura y aportan el toque de humor que
alivia la dura realidad que atraviesa su hermana.
La recreación de época está muy bien lograda, pudiéndola
apreciar desde la música que escucha la protagonista hasta el televisor en el
que la imagen que transmite no es del todo clara. Los movimientos de cámara y
la fotografía oscura ayudan a crear ese ambiente tan atemorizante como
sofocador. Gracias a estos dos elementos en una secuencia dentro de la casa
Verónica se mueve por las habitaciones, abriendo tantas puertas que no llegamos
a dilucidar cómo era la estructura del hogar, lo que genera una sensación
claustrofóbica fantástica.
Lo único que puede sacar al espectador del contexto realista
en el que se desarrolla el relato es la presencia de una monja ciega en la
escuela. Su personaje resulta cliché y no aporta nada relevante. Por suerte su
participación no llega a más de tres escenas.
“La Posesión de Verónica” contiene momentos perturbadores
que quedarán rondando en la mente al recordar que está basada en una historia
real. Los sustos son auténticos pero por sobre todo es el alto nivel de
conexión con la protagonista lo que lleva a darnos cuenta que ésta es mucho más
que una historia de terror.
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