“Malos Momentos en el Hotel Royale” (Bad Times at the El Royale, 2018) es un thriller neo-noir dirigido, escrito y producido por Drew Goddard. El reparto incluye a una gran cantidad de caras conocidas, entre ellas se encuentran Jeff Bridges, Cynthia Erivo, Dakota Johnson, Chris Hemsworth y Jon Hamm. También se cuenta con las actuaciones de Lewis Pullman, Cailee Spaeny, Nick Offerman, entre otros. El filme está disponible en la plataforma de Star+.
Ambientada
en la década del sesenta, la historia gira en torno a variados personajes que
van a alojarse al misterioso Hotel Royale, ubicado mitad en California y mitad
en Nevada. Miles Miller (Lewis Pullman), recepcionista del establecimiento, es
el encargado de asignarles una habitación al vendedor de aspiradoras Laramie
Seymour Sullivan (Jon Hamm), a la cantante Darlene Sweet (Cynthia Erivo), al
sacerdote Daniel Flynn (Jeff Bridges) y a la hippie Emily Summerspring (Dakota
Johnson). Cada uno de estos huéspedes guarda un oscuro secreto ya sea sobre su
pasado, su identidad o el motivo por el que están ahí. Lo que ellos no saben es
que los dueños de ese hotel tienen una manera de manejarse que resulta plenamente
inmoral.
Luego de su debut como director con la bizarra “La Cabaña del Terror” (The Cabin in the Woods, 2011), Drew Goddard regresó con una propuesta que recuerda a las películas de Kenneth Branagh basadas en los libros de Agatha Christie y también a los filmes de Tarantino. Recuerdo que esta película iba a estrenarse en nuestro país pero al final decidieron dar marcha atrás, por lo cual me había quedado pendiente. Tengo sentimientos encontrados luego de verla. Por un lado me pareció increíble la estética del hotel, que tiene una mitad de colores cálidos como California y otra mitad más azul y fría como Nevada. La amplitud de ese lugar, sus pasillos secretos, las pequeñas habitaciones, el bello comedor con una estupenda rocola y demás espacios hacen que como espectador nos sumerjamos de lleno en lo que estamos viendo.
Por
otro lado tenemos la estructura narrativa y los diversos personajes. La
película está dividida en varias pantallas a negro que marcan lo que se nos
contará a continuación utilizando el respectivo número de habitación en el que
está cada huésped, el lugar y fecha donde ocurrió algo que debemos conocer o el
nombre de un nuevo personaje. Con una duración de dos horas y veinte minutos,
sentí que esta no fue la opción ideal para narrar la historia, ya que en
ciertos momentos se pierde el ritmo y la fluidez. Por ejemplo, vemos qué es lo
que sucede en el cuarto cinco para luego pasar a conocer a través de un
flashback qué es lo que llevó a ese sujeto a estar en esa situación, para
después pasar a otra habitación donde se nos cuenta otro embrollo. Aunque
después todo se conecta, la película llega a sentirse pesada; en especial
debido a que ningún personaje genera una conexión, es como que nos sentimos
súper alejados de ellos y mucho no nos importa si sobreviven o no.
Con respecto a la temática, el filme viene a poner sobre la mesa la dualidad del bien y el mal. El hotel funciona como ese ojo que ve lo que el humano no quiere que se sepa. La manipulación en las creencias, las mentiras y el cargo de consciencia son algunos de los elementos que veremos del lado oscuro, pero por la parte más optimista también tendremos la lucha por salvar a un ser querido de un ambiente tóxico, las ganas de crecer profesionalmente a pesar de los obstáculos y el arrepentimiento.
Cargada
de unos planos e iluminación muy bien logrados, así como también actuaciones
que están a la altura, “Malos Momentos en el Hotel Royale” vale la pena por su
nivel técnico. Si el guión hubiese logrado indagar más sobre las vidas de estos
personajes, el resultado sería más satisfactorio.
Puntaje:
6,50
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