“Baby: El Aprendiz del Crimen” (Baby Driver, 2017) es una
película de acción dirigida y escrita por Edgar Wright. El reparto incluye a
Ansel Elgort, Kevin Spacey, Lily James, Eiza González, Jamie Foxx, Jon Hamm,
Jon Bernthal, CJ Jones, Sky Ferreira, Lance Palmer y Lanny Joon. Llegará a las
salas argentinas el 27 de julio de 2017 gracias a la distribuidora Sony
Pictures.
Baby es un joven conductor especializado en fugas que
trabaja para Doc, el jefe de una organización de crímenes/robos. No lo hace porque quiera, sino porque debe saldar una deuda con él. Debido a un accidente
en su infancia, Baby tiene tinnitus (escucha sonidos constantes que no
provienen del exterior). Para apaciguar esto, pasa su vida escuchando música
con auriculares, a la vez que escucha perfectamente cuando otra persona le está
hablando. Acumulando dinero de su arriesgado trabajo, el cual su padre adoptivo
no aprueba, la vida de Baby cambia cuando conoce a Débora, una mesera con sus
mismos sueños. Cuando Doc comienza a amenazar a Baby, su relación y libertad
serán puestas a prueba.
Edgar Wright brinda un espectáculo fenomenal que resulta
obligatorio verlo en pantalla grande para cualquier cinéfilo. Ya la excelente
secuencia inicial nos anticipa el tono de la película, que combina de manera
inteligente la acción, humor, drama y romance. La banda sonora tiene tanto
protagonismo como Baby y aporta una frescura inigualable ya que el conductor
audaz que logra que los ladrones no sean capturados ya fue tratado en otros
filmes. Acá el personaje principal es muy peculiar: callado, con gafas negras y
auriculares que nunca saca de sus orejas, se nota que no encaja en el mundo
criminal pero su velocidad al estar tras el volante no falla. Doc ve eso en él
y lo usa para su beneficio, por lo que aunque Baby salde su deuda sabemos que
la relación entre él y su jefe no acabará ahí.
Ansel Elgort como Baby no nos hace tener más dudas de que su
futuro como actor será brillante. Su protagónico en Bajo La Misma Estrella (The
Fault In Our Stars, 2014) había dado pistas del potencial que tenía. En esta
cinta el joven está en su salsa: teniendo en cuenta que en la vida real también
es DJ, es genial verlo grabando conversaciones para luego cortar partes,
remixarlas y convertirlas en canciones. Sabe transmitir su pasión por la música
y desde el principio empatizamos con su personalidad, tan incomprendida para la
banda de ladrones.
Lily James como su interés amoroso aporta esa pizca de
inocencia que faltaba, es tierna y agradable. Baby desea apartarla de ese mundo
del que es parte, pero llega un punto que se hace imposible. Hubiese estado
bueno que su relación tenga más desarrollo ya que una decisión que toma ella
hacia el final resulta un poco inverosímil, sin embargo la química entre ellos es
notoria y consiguen que el espectador quiera verlos triunfar. Por otro lado
Jamie Foxx en su papel de “El Loco” logra ser un tipo rudo y atemorizante, se
burla de Baby por siempre estar con sus auriculares por lo que aparte de dar la
sensación de que es mejor no meterse con él, en las demás escenas causa gracia
por su incomprensión hacia el conductor.
El montaje, los planos, el manejo de la cámara, el guión y
los colores de ensueño hacen que uno quede maravillado ante semejante
propuesta. Tiene elementos modernos pero también se puede considerarla como
clásica, atrapa desde el primer minuto, la adrenalina no se detiene y nunca se
pierde el ritmo. No es muy común que uno termine de ver una película y tenga ganas de volver a verla para apreciarla aún más, con Baby Driver esto pasa y es
gracias al gran trabajo que brinda Edgar Wright y porque producciones así no se
ven todos los días.
Autos, tiros, música buenísima en cada escena y actuaciones
geniales hacen de Baby Driver una experiencia cinematográfica única que no debe
dejarse pasar en cine. El entretenimiento está asegurado.
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