“Viene de Noche” (It Comes At Night, 2017) es un thriller psicológico
escrito y dirigido por Trey Edward Shults, director que tuvo su debut en 2015
con la aclamada “Krisha”. Está
protagonizada por Joel Edgerton, Kelvin Harrison Jr., Carmen Ejogo, Christopher
Abbott, Riley Keough y Griffin Robert Faulkner. Llegó a las salas
argentinas el 29 de junio de 2017 gracias a la distribuidora Diamond Films.
En esta historia post apocalíptica Paul, un padre de
familia, vive en una casa de madera con su esposa Sarah, su hijo adolescente
Travis y el perro Stanley. Una epidemia rara está azotando a la población, por
lo que Paul estableció normas estrictas como mantener las puertas cerradas,
comer dos veces al día o no ir al bosque sin acompañante. Todo se complica
cuando se encuentran con un intruso que irrumpió en su hogar. Will, ya
comprobado por Paul que no está enfermo, también tiene esposa y un niño y
necesita agua para que sobrevivan. Al aceptar alojar a estas nuevas personas en
la casa, la lealtad y confianza se pondrán a prueba.
Si querías ver una película de terror que te dé varios
saltos, con presencias demoníacas o figuras temibles y con un final cerrado, no
vayas a ver Viene de Noche porque seguramente vas a salir decepcionado. Si en
cambio lo que buscás es un relato claustrofóbico que te mantiene tenso e
inmerso en la cinta de hora y media, con buenas actuaciones y escenarios en los
que llegás a pensar que cualquier cosa puede llegar a pasar, este thriller es
de lo mejor. El tema del fin del mundo ya fue tratado en otras producciones,
pero acá Trey Edward Shults le da un nuevo enfoque: nunca sabemos qué es lo que
pasa en el bosque, si realmente un hombre, animal o entidad es el que emite los
ruidos, nunca confiamos plenamente en ninguno de los personajes. La
incertidumbre es plena, haciéndonos no perder el interés y sabiendo que de
alguna manera va a llegar un punto en el que todo va a explotar.
Con las dos familias conviviendo en el mismo techo, somos
testigos de cómo el humano pierde su conducta habitual ante una situación que
se le escapa de las manos, en la que se desconfía de cualquier cosa que diga el
otro y se hace lo necesario para salvar a la familia propia. Joel Edgerton como
Paul forma a un hombre estricto, rudo, al que no hay posibilidad de
contradecir. Kelvin Harrison Jr. interpreta a Travis, su hijo, que recién acaba
de perder a su abuelo materno y es el más afectado por lo que está pasando.
Estos dos personajes resaltan por sobre los demás, aunque todos brindan una
labor creíble.
El manejo de cámara, el montaje, los planos, la fotografía y
el guión se combinan a la perfección logrando una intensidad poco común, con un
dramatismo que llega a agobiar. La oscuridad y luz, los silencios largos con
las acusaciones y la música in crescendo nos permiten vivir una experiencia de
lo más escalofriante.
La belleza de la película radica en que las explicaciones
quedan a imaginación del espectador, lo que puede frustrar a muchos. Hay
pequeños detalles durante el metraje que pueden hacerte creer lo que
verdaderamente pasó pero nada es certero: se forman varias teorías debatibles
luego de verla y se queda en la mente de uno. Otro acierto del director es el
de no mostrar la amenaza, si es que la hay, porque nunca explica cómo se
originó la pandemia. Al jugar con lo desconocido, el miedo es genuino y no se
desinfla como en las típicas películas de terror que una vez que aparece en
pantalla el monstruo, ya no le tememos.
Viene de Noche se cuece a un ritmo lento para dar paso a un
clima de suspenso bien armado, con escenas lúgubres y violentas que no dan
respiro. Su dramatismo mantiene la intriga para un final que te dejará primero mudo,
y luego con ganas de charlar con tu compañero de cine las incógnitas planteadas
en la cabaña de Paul.
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