“Titanes del Pacífico: La Insurrección” (Pacific Rim
Uprising, 2018) es una película de ciencia ficción que funciona como secuela de
la cinta del 2013 “Pacific Rim” dirigida por Guillermo del Toro. En este caso
la dirección está a cargo de Steven S. DeKnight, que también hizo el guión
junto a Emily Carmichael, Kira Snyder y T. S. Nowlin. El reparto incluye a John
Boyega, Scott Eastwood (Luke en “El Viaje Más Largo”), Tian Jing, Adria Arjona
y Cailee Spaeny. De su antecesora regresan a sus respectivos roles Rinko
Kikuchi, Charlie Day y Burn Gorman.
Diez años pasaron luego del gran enfrentamiento entre kaijus
(monstruos) y jaegers (robots comandados por dos humanos que realizan una
conexión neuronal), donde se logró cerrar la brecha para que las criaturas no
entraran a nuestro mundo. A Jake (John Boyega) le pesa el legado de su padre,
el mariscal Stacker Pentecost que dio su vida para salvar a la humanidad. Por
eso pasa sus días buscando partes abandonadas de jaegers para luego venderlas.
Cuando se encuentra por casualidad con la joven Amara Namani (Cailee Spaeny) y
descubre que ella construye robots, los dos tendrán que elegir entre pasar los
próximos años en la cárcel o unirse a un programa de entrenamiento liderado por
Nate Lambert (Scott Eastwood).
En la primera entrega tuvimos extensas peleas nocturnas tanto
en mar como en tierra, efectos especiales por todas partes y actuaciones
decentes de Idris Elba y Charlie Hunnam. En esta nueva película todo se
masifica, brindándonos batallas a plena luz del día donde la destrucción
alcanza niveles exorbitantes. Edificios hechos añicos en segundos, bombas,
luces láser, gran cantidad de humo, habitantes corriendo por sus vidas,
tecnología ultra avanzada y la lista puede continuar y continuar. La longitud
de estas escenas se mantiene, por lo que si no estás acostumbrado a este tipo
de cintas, muy probablemente el potente sonido de estallidos o los rápidos
movimientos consigan agobiarte.
John Boyega hace una buena dupla con Cailee Spaeny a pesar
de que en estas producciones se le da poco tiempo al desarrollo de los
personajes. Lo que sí quedó flojo es el villano. Su único objetivo es el de
dominar al mundo y su actitud “chistosa” no genera risas en el espectador.
Los elementos que se incorporan, desde un propulsor hasta
miles de bichos pequeños, ayudan a innovar lo que ya conocíamos. Sin embargo la
película se siente en falta de contenido, lo que propensa a que luego de ser
vista sea olvidada con mucha facilidad.
“Titanes del Pacífico: La Insurrección” se toma su tiempo
para mostrar a los kaijus en pantalla ya que en la primera mitad todas las
peleas se dan entre robots. Cuando aparecen los monstruos, lo hacen a lo
grande, otorgando secuencias que están a un nivel inimaginable. Imposible
encontrar filme más pochoclero que éste en la cartelera.
Puntaje: 6
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