“Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft” (Tomb Raider, 2018)
es una película de acción basada en el videojuego homónimo del 2013; a la vez
funciona como reboot de las adaptaciones cinematográficas de 2001 y 2003
protagonizadas por Angelina Jolie. Está dirigida por el noruego Roar Uthaug y
co-escrita por Geneva Robertson-Dworet y Alastair Siddons. El papel principal
lo tiene Alicia Vikander, reconocida por sus roles en “Ex Machina” y “La Chica
Danesa”. Completan el reparto
Walton Goggins, Dominic West, Kristin Scott Thomas y Daniel Wu.
Hace siete
años que Lara Croft (Alicia Vikander) no tiene ninguna novedad sobre su padre
Richard. Debido a un altercado con la policía, la joven se reencuentra con Ana
Miller (Kristin Scott Thomas), socia de la empresa Croft. Ésta le recuerda que,
si no firma unos papeles, perderá la herencia que le corresponde. Sin embargo
Lara no está convencida de dar por muerto a Richard a pesar de que el cuerpo no
fue hallado. Al seguir un par de pistas, Lara se da cuenta que su padre hizo
una gran investigación sobre la reina maligna Himiko. Luego de viajar a Hong
Kong, la muchacha convencerá al capitán borracho Lu Ren (Daniel Wu) para que la
lleve hasta la isla de Yamatai con el objetivo de descubrir qué es lo que
realmente le sucedió a su padre.
Gracias a
su arduo entrenamiento, que incluyó tiro con arco y artes marciales mixtas, la
actriz sueca Alicia Vikander logra convertirse en Lara Croft. Su esfuerzo
resulta notorio en las entretenidas escenas de acción, que suceden tanto en mar
como tierra. Sin embargo, y a pesar de todo el carisma que sabe transmitir, el
guión no la ayuda ni un poco. Al director no le importó que el espectador
conozca a la protagonista en profundidad, por lo que su introducción queda
escasa y se hace abuso de los flashbacks.
El problema
radica en la historia que se quiso contar: al verla nos parece más de lo mismo,
sin aportar nada innovador. Además muchos elementos no consiguen ser creíbles
dentro de ese mundo (la fuerte amistad que en pocos minutos desarrollan Lara y
Lu Ren, cómo la chica pasa de ser una persona normal a alguien súper fuerte,
etc).
No convence
que Croft, a pesar de estar gravemente herida, pueda seguir corriendo; o que el
villano de turno, interpretado por Walton Goggins, sea tan malo sólo por seguir
órdenes de su superior. El propósito de la agrupación Trinity es ridículo y
sólo está explicado en pocas palabras, por lo que los hechos que suceden de la
mitad del film para adelante se hacen eternos. Si abrir el ataúd de Himiko
provocará la destrucción del universo, es ilógico que se desee llegar hasta él.
En una
escena nocturna de tormenta, donde un barco está siendo destruido, el mar se ve
falso así como también queda muy visible el CGI utilizado. No obstante una de
las secuencias mejor logradas consiste en Lara escapando y tirándose al río,
evitando caer por la cascada gracias a la fuerza de sus brazos al agarrarse a
una avioneta abandonada.
“Tomb
Raider: Las Aventuras de Lara Croft” sólo les encantará a los gamers ya que
verán algunas partes del videojuego fielmente adaptadas a la pantalla grande.
Para los demás, la cinta constituye un relato olvidable más que sólo vale la
pena por lo comprometida que estuvo con el proyecto su actriz principal. Las
puertas quedan abiertas para una segunda parte.
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