“La Momia” (The Mummy, 2017) es una película de acción
dirigida por Alex Kurtzman y escrita por David Koepp, Christopher McQuarrie y Dylan
Kussman. Está protagonizada por Tom Cruise, Annabelle Wallis y Sofia Boutella. También actúan Jake Johnson,
Courtney B. Vance, Russell Crowe y Marwan Kenzari. Llegó a las salas
argentinas el 8 de junio de 2017 gracias a la distribuidora UIP.
En este relanzamiento la momia es una mujer y se narrará su
origen como la princesa Ahmanet de Egipto, que debido a una injusticia se llenó
de odio, cometió actos terribles y por ello fue momificada viva. En la
actualidad el ladrón Nick Morton junto a su amigo Chris Vail encuentran de
casualidad en Irak la tumba de Ahmanet. Con la arqueóloga Jenny, al abrir la
tumba sellada desatan una maldición que les traerá diversos problemas.
Esta película constituye el inicio del Dark Universe de
Universal, una nueva franquicia que va a desarrollar las historias de los
monstruos clásicos del estudio tales como Drácula, el Fantasma de la Ópera, el
jorobado de Notre Damme, el hombre invisible, Van Helsing, Frankenstein, el
Hombre Lobo y la criatura de la Laguna Negra. Todo será remake, con el objetivo
de competir con los universos de Marvel y DC Comics, y como también está
haciendo Warner Bros que este año revivió a King Kong para en 2020 enfrentarlo
con Godzilla.
El comienzo de esta saga se da con el pie izquierdo.
Quisieron mezclar aventura, acción, romance, “terror” y comedia, lo que termina
en un producto de distintos géneros que no da resultado: hay un personaje que
está encasillado en hacer los chistes (los cuales no dan gracia y se sienten forzados), la química entre la arqueóloga y el protagonista es nula y el miedo
hacia los zombies brilla por su ausencia. Sí, aparte de la momia hay zombies, ratas, arañas, un fantasma, guiños a lo que se viene, aparece el Doctor Jekyll y Hyde,
etc. Por querer poner de todo un poco, se termina en algo caótico, teniendo en
claro que el filme a propósito no quiso centrarse en su título para refregar
que se vienen más producciones de este estilo.
La puesta en escena, que abarca el desierto, el
establecimiento de Jekyll y la ciudad de Londres, hace entretenida algunas de
las escenas de acción. Las más logradas son la que sucede en un avión y cuando
Londres se está cayendo a pedazos.
Al no estar bien desarrollados los personajes, no nos
importa lo que pueda llegar a pasarles, por lo que nos atenemos a verlos
correr. Annabelle Wallis encarna a Jenny, la arqueóloga rubia que termina
siendo cliché: es independiente y decidida pero a la hora de los problemas es
la típica damisela que debe ser salvada por el protagonista de turno. Tom
Cruise parece actuar de él mismo en vez de ser Nick Morton. Tiene carisma y las
escenas de acción lo convierten en una persona invencible, pero parece sacado
de Misión Imposible. Russell Crowe como el Dr. Jekyll y Hyde es el personaje
más descolocado: unirlo a este Universo Oscuro primero nos hace cuestionarnos
por qué está ahí, cuál es el sentido, hasta que nos acostumbramos a la sarta de
incoherencias (su transformación al malvado Hyde es muy pobre). La que tendría
que haber sido la estrella del film, Sofia Boutella como la Momia, queda
opacada por Tom Cruise aunque cuando aparece en pantalla, con un prólogo que explica
lo que le pasó y luego convirtiendo a las personas en zombies momificados, está
correcta. Que la momia sea una mujer innova con respecto a la historia
original.
Con un guión desordenado, aventura que capta el interés de a
ratos y sin escena post créditos, La Momia se destaca en el aspecto visual y
nada más. Esperemos que las próximas películas de este nuevo universo se
centren en crear una historia sólida y no en querer vender a su continuación.
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