miércoles, 27 de noviembre de 2019

Nueva misión, nueva recluta


“Ángeles de Charlie” (Charlie’s angels, 2019) es una película de espías con acción y comedia dirigida, escrita y producida por la actriz Elizabeth Banks, la cual también forma parte del reparto. Protagonizada por Kristen Stewart, Naomi Scott (Aladdin) y Ella Balinska, el elenco se completa con Patrick Stewart, Sam Claflin (Los imprevistos del amor), Djimon Hounsou, Nat Faxon, Noah Centineo (A todos los chicos de los que me enamoré), Luis Gerardo Méndez, Chris Pang, entre otros. Al principio catalogada como un reinicio de la saga, la cinta es una continuación de la historia que empezó con la serie televisiva homónima creada por Ivan Goff y Ben Roberts y luego siguió con dos filmes estrenados en los años 2000 y 2003.


Un año después de que la agente Sabina (Kristen Stewart) capturó al contrabandista Jonny Smith (Chris Pang) en Río de Janeiro, la división europea de la agencia de espías Townsend anuncia la jubilación de John Bosley (Patrick Stewart), primer asistente de Charlie. De esta manera, el puesto queda a cargo de Rebekah (Elizabeth Banks). Las nuevas tareas por restaurar el orden no tardan en llegar. En esta oportunidad, los ángeles Sabina, Jane (Ella Balinska) y la ingeniera de sistemas Elena (Naomi Scott) deberán buscar a “Calisto”, una fuente de energía que puede ser utilizada como arma mortal, siendo un peligro para la humanidad. Además, las agentes tendrán que descubrir quién quiere tener el poder de este instrumento.


Con un fracaso en taquilla que ya viene desde su país de origen, la nueva producción de “Ángeles de Charlie” es un despropósito tremendo para la época en la que nos encontramos. Demasiado superficial, cero graciosa y con una trama súper pobre, la película encara al feminismo de una forma completamente errónea, dando vergüenza ajena en varias oportunidades. No solo el trío protagónico sufre de una falta de química importante, sino que también el guión incentiva a que sea imposible poder empatizar con estas espías que ni siquiera tienen un desarrollo acorde. La mayoría de las líneas de diálogo son patéticas, haciendo que sea imposible tomarse en serio todo el poder y unión de la mujer que se nos quiere vender.

Por otro lado, las escenas de acción no convencen para nada. Filmadas utilizando distintos tipos de planos, no hay que ser muy experto para darse cuenta de que las actrices usaron dobles de riesgo. Así como la parte cómica de la obra falla en su totalidad, la adrenalina de las persecuciones en auto y peleas cuerpo a cuerpo brilla por su ausencia. Nunca se llega a sentir que las agentes están en una situación peligrosa, por lo que la película aburre y se siente extremadamente larga.

En cuanto a los actores masculinos, no se puede creer que Patrick Stewart haya aceptado estar en semejante bodrio. Sam Claflin decepciona en un papel ridículo y los demás actúan en piloto automático, siendo villanos porque sí.

Con la atención puesta en mostrar esplendorosos vestidos y lindos maquillajes, Elizabeth Banks catapultó a una franquicia que podría haber resurgido de mejor manera si se ponía el foco en construir una historia decente. Insoportable, boba y con giros de guión que se sienten como más de lo mismo en vez de generar sorpresa, “Ángeles de Charlie” se convierte en lo peor que nos trajo el 2019.

Puntaje: 3

El mundo continuará

“Frankie” (2019) es una película dramática dirigida y co-escrita por Ira Sachs. Coproducida entre Estados Unidos, Francia, Portugal y Bélgica, la obra está protagonizada por Isabelle Huppert. Completan el reparto Brendan Gleeson, Marisa Tomei, Greg Kinnear, Vinette Robinson, Ariyon Bakare, Sennia Nanua, Jérémie Renier, Pascal Greggory, Carloto Cotta, entre otros. Tuvo su premiere mundial en el Festival de Cannes.


Luego de estar dos años libre de cáncer, la actriz Frankie (Isabelle Huppert) vuelve a estar enferma. Sabiendo que ya no le queda mucho tiempo por vivir, ella decide reunir a su familia en unas últimas vacaciones idílicas. En la ciudad de Sintra, ubicada en Portugal, los distintos seres queridos lidiarán con la melancolía y sus propios problemas.

Sin gritos ni grandes discusiones, la nueva cinta de Ira Sachs se vuelca más para el lado contemplativo. Con una historia exclusivamente de personajes, a medida que avanza el metraje iremos conociendo a cada uno de los que se embarcaron en estas vacaciones. Tenemos a Jimmy (Brendan Gleeson), esposo de Frankie que no puede imaginar el futuro sin ella; a Michel (Pascal Greggory), primer amor de la actriz y padre de su hijo Paul (Jérémie Renier); a Sylvia (Vinette Robinson), hija de Jimmy que no está pasando un buen momento con su marido Ian (Ariyon Bakare); a la adolescente Maya (Sennia Nanua), nieta de Jimmy que prefiere tomar el transporte público sola e irse a la playa; a la estilista Irene (Marisa Tomei), una de las grandes amigas de Frankie; y por último a Gary (Greg Kinnear), director de fotografía que desea que Irene se case y viva con él.

Con algunas subtramas más interesantes que otras, la película resulta amena principalmente porque los personajes no lucen como tales, llegando a pensar como espectador en que tranquilamente estas personas podrían existir en la vida real. A pesar de estar juntos en un mismo lugar, desde afuera se puede ver cómo cada grupo se desempeña por sí mismo, aspecto que queda perfectamente reflejado en el plano final del filme, dando la pauta de que la muerte del humano es inevitable pero la vida de los demás no se detendrá.

En cuanto a la fotografía, el trabajo del portugués Rui Poças (Zama) es uno de los grandes aciertos de Frankie. Caminatas llenas de vegetación a los costados, azulejos con colores vívidos, el caer de la lluvia, una playa bellísima y hasta el ferrocarril turístico genera que quedemos visualmente maravillados por la armoniosa ciudad de Sintra. Solo por sus imágenes, la película merece ser vista en pantalla grande.

Simple, bien actuada y con un vestuario veraniego donde abundan los verdes, violetas, naranjas y azules, “Frankie” es un dramón distinto por no apelar a los diálogos edulcorados ni clichés. De esta manera, la película aporta frescura al género y uno disfruta viéndola por más que no quede en el recuerdo.

Puntaje: 7

Un niño letal

“Golem: la leyenda” (The Golem, 2018) es una película de terror sobrenatural israelí dirigida por los hermanos Doron y Yoav Paz (JeruZalem). Rodada en Ucrania, el guión estuvo a cargo de Ariel Cohen. El reparto incluye a Hani Furstenberg, Kirill Cernyakov, Aleksey Tritenko, Ishai Golan, Brynie Furstenberg, Veronika Shostak, entre otros.


En 1673, una pequeña comunidad judía no está pasando por un buen momento. Aparte de la expansión de una plaga, otro grupo liderado por Vladimir (Aleksey Tritenko) pretende instalarse en esas tierras si la curandera de allí no sana de inmediato a su hija enferma. Alarmada por esta situación, Hanna (Hani Furstenberg) decide, en secreto y  a través de unos textos sagrados, invocar al Golem (ser animado fabricado a partir de barro) con el objetivo de que éste llegue para brindar protección a la aldea. No obstante, el joven traerá más problemas debido a su alta capacidad de matar.

Con ganas de rendirle honor a la mitología y leyendas judías, los Paz buscaron armar una nueva adaptación de este ser tan temible para su cultura, en este caso teniendo a una heroína femenina como protagonista. El inconveniente se basa en que desde la primera escena, ambientada en Praga, se nos da el indicio de que la criatura creada va a ser gigante, fuerte e imbatible. Sin embargo, después de ese comienzo no nos vamos a encontrar con lo que nos imaginábamos. Por más que el niño embarrado que aparece en el bosque es letal, esto no produce en el espectador ni un ápice de miedo, más bien se siente como algo ya visto (recuerda bastante a “Brightburn: hijo de la oscuridad”).

Por otro lado, los efectos especiales se notan muy falsos, haciendo que sea imposible tomarnos en serio lo que vemos en pantalla. Tanto el color de los ojos como los tiros y la sangre dejan mucho que desear, por lo que la cinta en ese aspecto no se puede disfrutar.

En cuanto a los puntos positivos, se destacan por sobre todas las cosas la ambientación y la fotografía. Con un escenario parecido al de “La bruja” (The witch, 2015), el filme también cuenta con una mujer decidida en el rol principal. Teniendo en cuenta que en esa época se creía que la esposa solo debía vivir para procrear y servir al hombre, es interesante ver cómo Hanna se las rebusca para no hacer lo que le exige el mandato. Aunque el niño creado por ella no emita ni una sola palabra, la relación estrecha que mantiene con éste está bien lograda.

Sin ningún tipo de innovación en el género, “Golem: la leyenda” no se vuelve recomendable debido a que en su mayor parte, dentro del panorama sobrenatural que se nos plantea, es inverosímil. Así es como al espectador le va a costar sumergirse en esta historia que, si somos sinceros, tampoco vale mucho la pena.

Puntaje: 4

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Adicción al poder

“Huérfanos de Brooklyn” (Motherless Brooklyn, 2019) es una película de crimen y drama dirigida, escrita, producida y protagonizada por Edward Norton (“El club de la pelea”, “El ilusionista”). Basada en la novela homónima de Jonathan Lethem, el reparto se completa con Alec Baldwin, Gugu Mbatha-Raw (Black Mirror), Willem Dafoe, Bobby Cannavale, Ethan Suplee, Dallas Roberts, Cherry Jones, Josh Pais, Bruce Willis, Leslie Mann, entre otros. Tuvo su premiere mundial en el Festival de Cine de Telluride.


Ambientada en la década de 1950 en Nueva York, la historia gira en torno a Lionel Essrog (Edward Norton), un detective privado que padece el síndrome de Tourette. En su infancia, Lionel fue rescatado de un orfanato católico por Frank Minna (Bruce Willis), el cual ahora es su jefe y mentor. En una misión secreta en la que estaba implicado Frank, algo sale mal y éste termina falleciendo. Abatido, Lionel se pondrá manos a la obra para descubrir qué información valiosa tenía su amigo y quién fue el responsable de su muerte.


Brindando homenaje al film noir de antaño, Norton tenía en mente llevar este relato a la pantalla grande desde que quedó fascinado al leer la novela de Jonathan Lethem, que fue publicada en 1999. Aunque a la película le llevó alrededor de 20 años entrar en producción, finalmente Edward pudo concretar su proyecto personal. Lamentablemente, el resultado no es del todo satisfactorio cuando nos ponemos a analizar a la obra en su conjunto, a pesar de que tiene variados aspectos positivos a destacar.

Por empezar, la reconstrucción de Nueva York en los años ’50 está muy bien lograda. Con una fotografía acorde, el vestuario, las calles y los automóviles nos transportan fácilmente a esa época. La música, plenamente el jazz, acompaña gratamente a medida que el protagonista va recolectando pistas para llegar a la revelación final.

En cuanto a las actuaciones, Edward Norton se luce al encarnar a un personaje que se ve afectado por un trastorno neurológico que lo hace decir involuntariamente frases que quedan fuera de lugar. Ya sabíamos, por el primer papel que tuvo el actor en “La raíz del miedo” (Primal Fear, 1996), que Norton es capaz de meterse al 100% en la piel de personas con tics notorios. Esta no es la excepción ya que “el fenómeno” (así lo llaman sus compañeros en la película) Lionel Essrog siempre resulta creíble y también admirable por contar con una memoria impresionante. Essrog no solo recopila situaciones que ve, sino que es capaz de recordar conversaciones con muchos datos duros en su mente, sin necesidad de anotar nada.

Lo que hace que el filme no sea completamente bueno es su duración. Las dos horas con 24 minutos se sienten y mucho, lo que nos lleva a la conclusión de que si el guión pasaba a estar en manos de otro la cinta hubiera sido más redonda. El ritmo no logra mantenerse por más que la temática sea interesante (la ambición de los políticos, la corrupción, estafas y discriminación a la personas de color). Sin generar empatía, las vueltas de tuerca no sorprenden como deberían.

“Huérfanos de Brooklyn” podría haber llegado a mejor puerto si se tenía en cuenta que la fluidez es esencial para no perder el interés. Cuando ya se sabe por dónde va la problemática, la película deja de ser atractiva y se vuelve tan pesada como intrascendente.

Puntaje: 6

Una visita que alterará a todo el castillo

“Downton Abbey” (2019) es una comedia dramática y romántica de época que está dirigida por Michael Engler y escrita por Julian Fellowes, creador de la serie homónima de televisión que se emitió de 2010 a 2015. La película funciona como continuación de la serie, por lo que el elenco es el mismo: Hugh Bonneville, Elizabeth McGovern, Michelle Dockery, Laura Carmichael, Maggie Smith, Allen Leech, Sophie McShera, Lesley Nicol, Kevin Doyle, Brendan Coyle, Penelope Wilton, Jim Carter, Phyllis Logan, Raquel Cassidy, Joanne Froggatt, Robert James-Collier, Harry Hadden-Paton, Michael Fox, Matthew Goode y Douglas Reith. Además, se suman nuevos personajes interpretados por Tuppence Middleton, Imelda Staunton, Geraldine James, Simon Jones y Kate Phillips.


En 1927, una importante carta llega a la mansión de campo victoriana de los Crawleys: el rey George V (Simon Jones) y la reina Mary (Geraldine James) irán de visita a Downton Abbey como parte de un tour real a través de Inglaterra. Impactados y emocionados por la tremenda noticia, el personal de Downton deberá ponerse a trabajar de inmediato para que cada lugar del castillo no tenga un ápice de polvo y brille. Sin embargo, cuando llegan los empleados de la realeza, éstos quieren hacerse cargo de todos los quehaceres durante su estadía. Así es como los trabajadores de Downton idearán un plan para demostrar que ellos mismos están a la altura de las circunstancias, no dejándose ningunear por nadie.


La serie de Downton Abbey, compuesta por seis temporadas de nueve episodios aproximadamente (sumados los especiales de navidad), fue un éxito rotundo que traspasó Inglaterra, llegando a la audiencia norteamericana y a la latina. Esto sucedió porque, más allá de mostrarnos la lujosa vida de la monarquía británica, Julian Fellowes desarrolló personajes entrañables, cada uno con una personalidad bien marcada y con problemas que el espectador llegó a sentir como propios gracias al grado de empatía que se logró. La posibilidad de hacer una película se venía barajando desde 2016, poco después de que la serie terminó. Finalmente la confirmación llegó en 2018, por lo que solo quedaba esperar, con muchas dudas, a que el resultado sea satisfactorio.

Por suerte para los fanáticos, el paso a la pantalla grande es un gran deleite. Desde el comienzo con la música característica y los planos formidables del castillo, el espectador puede volver a sumergirse sin ningún esfuerzo en la vida de estos personajes tan bien construidos. Que Fellowes sea el guionista, teniendo en cuenta que también lo fue en la serie, es otro acierto. Él más que nadie sabe cómo armar una nueva trama, cómo construir diálogos lo suficientemente inteligentes y mantener el espíritu que caracteriza a Downton a la perfección.

Con un diseño de producción y vestuario excelentes, la película también puede ser disfrutada por los que no vieron la serie, a pesar de que se perderán varias referencias o les será difícil asociar los parentescos y los nombres. Como era de esperarse, las mejores líneas las tiene Maggie Smith con su Violet Crawley, condesa que maneja un sentido del humor tan particular como ingenioso. Smith no solo hace reír de inmediato sino que también consigue emocionar, dando cuenta de lo estupenda actriz que es.

Por otro lado, resulta un placer ver de vuelta la complicidad de Patmore (Lesley Nicol) y Daisy (Sophie McShera) al hacer los recados y cocinar, la vuelta de Carson (Jim Carter) al liderazgo del personal, el nerviosismo y metida de pata de Molesley (Kevin Doyle) al querer ser parte de semejante evento, las aventuras de Thomas Barrow (Robert James-Collier) fuera de la mansión, el temor de Edith por la vida que conlleva y la rigurosidad característica de Mary (Michelle Dockery), entre muchas otras subtramas más. A excepción de Matthew Goode, que con su Henry Talbot tiene muy poco tiempo en pantalla, todos los demás logran destacarse y desde el montaje se consigue que uno nunca pierda el interés, manteniendo el ritmo durante las dos horas de metraje. Además, en la película se le da especial atención al arco narrativo de Tom Branson (Allen Leech), republicano irlandés que es el ex chofer de la familia y estuvo casado con uno de los mejores personajes de la serie (Sybil, interpretada por Jessica Rose Brown-Findlay).

Súper divertida, atrapante, tierna y también emocionante, el desfile, cena y baile que nos trae en esta oportunidad “Downton Abbey” se convierte en un acontecimiento imperdible para todos los que disfrutamos desde nuestras casas las desventuras y relaciones amorosas tanto de los Crawley como de todo su personal. Con guiños bien ubicados sobre los pasados eventos de la serie, la película tiene una calidad cinematográfica que sirve como puntapié para reencontrarnos con la familia que tanto amamos.

Puntaje: 8,50

Una reunión familiar muy poco agradable

“Los sonámbulos” (2019) es una película dramática dirigida, escrita y producida por Paula Hernández (Lluvia, Herencia). Coproducida entre Argentina y Uruguay, la cinta está protagonizada por Érica Rivas y Ornella D’Elía. Completan el reparto Marilú Marini, Rafael Federman, Daniel Hendler, Valeria Lois, Luis Ziembrowski, entre otros. La obra tuvo su estreno mundial en la competencia Platform del Festival Internacional de Cine de Toronto, además luego se presentó en la sección Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.


En vísperas de año nuevo, Luisa (Érica Rivas), su hija de 14 años Ana (Ornella D’Elía) y su marido Emilio (Luis Ziembrowski) viajan hacia la casona familiar campestre para celebrar. Allí se encuentran con Meme (Marilú Marini), suegra de Luisa, y con los dos hermanos de Emilio, Sergio (Daniel Hendler) e Inés (Valeria Lois). Cuando aparezca Alejo (Rafael Federman), primo de Ana, la tensión en la relación de madre e hija irá en aumento, provocando que la estadía en el caserón sea cada vez menos placentera.


El nuevo filme de Paula Hernández se centra en los vínculos familiares durante el comienzo del verano en un caserón alejado de la ciudad. Discusiones con respecto a la venta del hogar, comentarios mal intencionados de la suegra hacia la crianza que le está dando Luisa a su hija, problemas en el matrimonio, diferentes opiniones sobre el futuro de la editorial que es fuente de trabajo de la familia y la lista puede continuar. Pero, por sobre todo, la película consigue un reflejo bastante genuino de la difícil etapa de crecimiento, donde el cuerpo va cambiando y se va delineando la personalidad del adolescente.

Luego de un largo proceso de casting, la directora consiguió a la joven que necesitaba para ser coprotagonista. Y la elección de Ornella D’Elía no habría podido ser mejor. La actriz se luce en el papel de Ana, una chica que pasa a ser mujer y está en pleno despertar sexual. Ana es de las que prefiere encerrarse en su habitación y estar todo el tiempo con los ojos en la pantalla del celular en vez de expresar lo que le sucede. Junto a Érica Rivas, que encarna a una madre tan preocupada como sobreprotectora, D’Elía constituye lo mejor dentro de esta producción que desde el inicio está marcada por lo sombrío, anticipándonos que el desenlace, aunque abrupto, va a ser tremendo.

Gracias a un guión bien pensado y estructurado, al espectador le es fácil sentirse identificado ya sea con Luisa como con su hija. Mientras que la primera no se siente cómoda alrededor de la familia de su marido, la segunda atraviesa un enamoramiento juvenil que desde afuera sabemos que va a terminar mal, pero desde su perspectiva se ve como emocionante, nuevo y arriesgado.

Al fin y al cabo, “Los sonámbulos” expone las consecuencias terribles que pueden suceder por la incomunicación. Con una atmósfera cada vez más opresiva, la película mantiene atrapado al espectador gracias al manejo de cámara, las actuaciones naturales y, por sobre todo, las complicadas relaciones humanas.

Puntaje: 7,50

Cuidado con lo que deseas

“Reflejos siniestros” (Pikovaya dama: Zazerkalye, 2019) es una película de terror rusa dirigida por Aleksandr Domogarov y escrita por Maria Ogneva. Protagonizada por Angelina Strechina y Daniil Izotov, el reparto se completa con Darya Belousova, Vladislav Konoplyov, Valeriy Pankov, Alyona Shvidenkova, Anastasia Talyzina, entre otros.


Luego de un terrible accidente de coche, la madre de los hermanastros Olga (Angelina Strechina) y Artyom (Daniil Izotov) fallece, por lo que los jóvenes son enviados a un oscuro internado privado que se rige por sus propias reglas. Sin querer estar en la misma habitación que el niño, Olga se instala en el cuarto de la popular Alisa (Anastasia Talyzina), haciéndose amiga también de Kirill (Vladislav Konoplyov) y Sonia (Alyona Shvidenkova). Una noche, pasado el toque de queda, Artyom aparece exclamando que vio a su madre. De esta manera, los chicos deciden seguirlo hacia el sótano, lugar que Valentina (Darya Belousova), directora del colegio, había dejado claro que era una zona prohibida. Allí el grupo no solo se encuentra con objetos raros, sino que también ve un espejo en donde está dibujado en rojo una escalera que va hacia abajo. Basándose en una leyenda sobre la “reina de espadas”, los adolescentes no tienen mejor idea que invocarla. Parándose con una vela en la mano frente a su reflejo y expresando sus mayores deseos, pronto esta jugarreta se volverá una pesadilla mortal.

Sin generar miedo en ningún momento y con un guión que llega a dar gracia de lo malo que es, esta nueva producción rusa es otro fracaso inminente aún más desastroso que “La novia” (Nevesta, 2017), “La sirena” (Rusalka: Ozero myortvykh, 2018) y la más reciente “Pesadilla al amanecer” (Rassvet, 2019). Repleta de clichés y personajes cero desarrollados, la película se vuelve una representación exacta de todo lo que no hay que hacer en este género.

Con malas actuaciones y jump scares que no logran su cometido, el filme incluso se torna peor porque en nuestro país no se proyecta en su idioma original, sino que está doblado al inglés. Esto no sería un problema si el trabajo estuviera correctamente realizado, sin embargo este no es el caso ya que desde el comienzo se nota demasiado que las voces insufribles no son las de los actores. Teniendo en cuenta que los diálogos son paupérrimos, este aspecto hace que la cinta sea mucho más terrible a pesar de su corta duración (83 minutos).

Burlas a una chica con sobrepeso, coincidencias inverosímiles e incluso el agregado final de portales a un submundo donde habita este espíritu maligno hacen que “Reflejos siniestros” se convierta en una falta de ideas tremenda que debería ser evitada a toda costa para que de una vez por todas se dejen de realizar estos filmes que toman por tonto al espectador. Ojalá algún día llegue a nuestra cartelera una película de terror rusa que sea de calidad.

Puntaje: 2,50

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Dos amigos frente a la adversidad

“Contra lo imposible” (Ford v Ferrari, 2019) es una película biográfica de drama y acción dirigida por James Mangold (Inocencia interrumpida, Logan) y co-escrita por Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Jason Keller. Protagonizada por Matt Damon y Christian Bale, el reparto se completa con Josh Lucas (Una mente brillante), Tracy Letts (Lady Bird), Caitriona Balfe (Outlander), Noah Jupe (Un lugar en silencio), Jon Bernthal (Baby driver), Ian Harding (Pretty little liars), Ray McKinnon, entre otros. El filme tuvo su premiere mundial en el Festival de Cine de Telluride que se realizó a fines de agosto.


Ambientada en la década de los 60, la historia gira alrededor de Carroll Shelby (Matt Damon), un diseñador de autos que es contratado por Henry Ford II (Tracy Letts) con el objetivo de construir un vehículo de carreras ultra veloz que pueda vencer al legendario Ferrari en las 24 Horas de Le Mans, corrida de resistencia más prestigiosa del mundo que se realiza en Francia. Al estar en quiebra, Ford busca marcar tendencia en el automovilismo, tarea complicada teniendo en cuenta que Ferrari se alzó con la victoria de Le Mans en 1958 y cada año desde 1960 a 1965. Con muchas dudas, Shelby tiene algo muy en claro: el piloto debe ser el profesional Ken Miles (Christian Bale), veterano de guerra y hombre de familia que no se encuentra en un buen momento económico a pesar de sus grandes habilidades. Cuando Carroll le comunique a Ford que Miles es el piloto indicado para ganar la carrera, la empresa no estará para nada conforme debido a que Ken no resulta una buena imagen para la marca. De esta manera, Carroll Shelby se encontrará ante una encrucijada decisiva.


Divertida, apasionante y adrenalínica, “Contra lo imposible” es de esas películas que da placer ver en la pantalla grande por muchísimos motivos. Por empezar, el filme de dos horas y media de duración nunca llega a sentirse pesado ni aburrido gracias a un guión súper bien construido que mantiene enganchado al espectador desde el inicio, logrando que el tiempo vuele al estar sumamente interesados en lo que les ocurre a los personajes principales. En cuanto a éstos últimos, el director se toma su tiempo para presentárnoslos, por lo que la empatía se genera de inmediato al conocer sus esfuerzos, ambiciones y dificultades.

Tanto Christian Bale como Matt Damon brillan en esta producción en la cual no se necesita conocer nada sobre el automovilismo para poder disfrutarla. Ahí es donde recae uno de los grandes aciertos de la obra: James Mangold no quiso contar otra historia de carreras más, sino que su prioridad fue reflejar el lado humano de estas personas que tenían en su contra a la propia empresa donde trabajaban. Aunque el título que se decidió darle en Argentina no es acertado, tampoco lo es el original, ya que Ferrari no es tan importante en el relato como sí lo son los chanchullos dentro de la corporación Ford. Más que versus Ferrari, la película es una muestra de la amistad de dos trabajadores que están dentro de una empresa que no los valora por dar mayor importancia al marketing y al negocio.

La dupla compuesta por Ken Miles y Carroll Shelby funciona a la perfección porque, a pesar de tener personalidades opuestas, lo dos dan todo de sí para cumplir un único objetivo. Mientras que Miles es impulsivo, peleador e irrespetuoso, Shelby es más estratégico y calmo. Complementados, son dinamita.

Los personajes secundarios tampoco se quedan atrás. Josh Lucas como Leo Beebe, ejecutivo de Ford, consigue ser un villano tan detestable y embaucador que dan ganas de meterse en la pantalla a pegarle una trompada. Por otro lado, Caitriona Balfe interpreta a Mollie, esposa de Ken que no tiene miedo a expresar lo que piensa en un ambiente sumamente masculino. Sin embargo, el que más se destaca es el niño Noah Jupe, que encarna al hijo de Miles. La relación con su padre está desarrollada de una forma bellísima, siendo el nene el que otorga la cuota emocional genuina desde sus transparentes gestos y preguntas.

Si decidís ver esta película por las carreras de autos, también vas a salir de la sala satisfecho ya que las secuencias de las diversas corridas son alucinantes. Con una edición de sonido impecable y unos planos vertiginosos, las competencias están tan bien filmadas que ni siquiera vas a tener ganas de pestañear para no perderte nada de lo que ocurre. Los percances, las condiciones climáticas y la presión forman parte de un evento inigualable y atractivo que también puede llegar a ser fatal.

Con una dirección grandiosa, un guión excelente, actuaciones a la altura de las circunstancias y una fotografía que por sí sola merece ser apreciada en cine, “Contra lo imposible” sin lugar a dudas se convierte en una de las mejores películas del año. La camaradería entre Shelby y Miles es el centro de esta historia bien ejecutada que debería contar con varias nominaciones en las próximas premiaciones.

Puntaje: 10

Una verdad que debía ser contada

“Reporte clasificado” (The report, 2019) es una película dramática dirigida y escrita por Scott Z. Burns. Protagonizada por Adam Driver (Paterson, El infiltrado del KKKlan), el reparto se completa con Annette Bening, Jon Hamm, Corey Stoll, Evander Duck Jr., Maura Tierney (Beautiful boy), Michael C. Hall (Safe), Linda Powell, John Rothman, entre otros. El filme tuvo su premiere mundial a principios de 2019 en el Festival de Cine de Sundance.


La historia gira en torno a Daniel Jones (Adam Driver), un miembro del personal del Senado que, bajo órdenes de Dianne Feinstein (senadora de California), debe liderar una investigación alrededor del Programa de Detención e Interrogación de la CIA, en especial luego del ataque a las Torres Gemelas. Al descubrir las inhumanas “técnicas de interrogación mejoradas” ideadas por un psicólogo, que se llevaron a cabo en centros de detención clandestinos y fueron totalmente ineficaces, Jones hará todo lo posible para que el extenso reporte salga a la luz. Sin embargo, muchos intentarán sabotear su trabajo, tratándolo de traidor, hacker o censurando la mayor parte de sus escritos.


Con una historia realista más que interesante, Scott Z. Burns nos muestra cómo es que la CIA violó los derechos humanos al torturar a más de cien personas que, por no ser de Estados Unidos, se pensaba que estaban relacionados con Bin Laden y tenían información valiosa sobre cuándo y dónde sería el próximo atentado. Con métodos horrorosos que realmente impactan, tales como el uso de insectos, los golpes, la música ultra fuerte para que no puedan pegar un ojo e incluso el ahogamiento y confinamiento en un ataúd, la película logra generar impotencia no solo por los actos de la Agencia Central de Inteligencia sino también por cómo ellos mismos se respaldaban, expresando que todo lo que hacían era por un bien mayor: la seguridad y el bienestar del pueblo norteamericano.

A pesar de contar con buenas actuaciones y un contenido valioso, el filme se siente como que hubiese funcionado mejor siendo un documental. Esto sucede porque los diálogos no son fáciles de digerir ya que se utilizan varios términos que, al no conocer la política estadounidense, no se comprenden en su totalidad. Sumado a que la mayoría de conversaciones van con una velocidad in crescendo, la trama en ciertas partes se vuelve muy pesada y complicada de seguir.

El montaje no ayuda en este sentido ya que la película recurre a utilizar una línea del tiempo bastante repetitiva, que no logra ubicarnos en tiempo y espacio como se deseaba. El trayecto laboral del protagonista se da muy rápido, por lo que en un comienzo cuesta empatizar con él. Cuando Daniel Jones se mete al 100% en la tarea de revelar el accionar de la CIA, proceder que la propia agencia sabía que era ilegal sino se obtenía ningún dato certero, el espectador llega a admirar la responsabilidad y pasión que este hombre puso en su trabajo.

Aunque “Reporte clasificado”  puede tornarse larga ya sea por su denso guión o por no saber mantener su ritmo, el director consigue generar consciencia sobre lo importante que es como país asumir los propios errores para que hechos de este calibre no vuelvan a pasar nunca más.

Puntaje: 7       

viernes, 8 de noviembre de 2019

El laberinto del tiempo

“La forma de las horas” (2019) es una película nacional independiente dirigida y escrita por Paula de Luque. Realizada sin el aporte del INCAA, el reparto incluye a Julieta Díaz (Corazón de león, Refugiado) y Jean Pierre Noher, aparte de contar con la participación especial de la bailarina Paula Robles. Filmada durante solo nueve días y con nueve meses de postproducción, la obra tuvo su estreno en el prestigioso Festival Internacional de Gramado, evento en el cual Julieta Díaz recibió el premio a la Mejor Actriz. Además, la cinta está seleccionada en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de El Cairo.


Sin una estructura narrativa lineal, el filme cuenta la crónica de un derrumbe amoroso en 24 horas. Fernando (Jean Pierre Noher) deja a su pareja Ana (Julieta Díaz) y desde ese momento ella comenzará a escribir y recordar los momentos que vivió con él, entrando en una dimensión donde pareciera que el tiempo corre distinto.

Con una sentida música original compuesta por Leo Sujatovich e interpretada por músicos de la Filarmónica de Buenos Aires, la nueva producción de Paula de Luque peca de pretenciosa y reiterativa. Supuestamente la directora quiere tocar temas como el dolor de una separación, el olvido, lo intrincada que es la memoria y lo efímero que resulta el tiempo. Sin embargo, estos tópicos no son explorados como se debe ya que el guión no cuenta con un hilo conductor, sino que es un rejunte de diferentes momentos que no llevan a nada en concreto.

Dividida por números (1, 2, 3…) que vendrían a ser capítulos, lo peor que sucede en esta película es que no se entiende. Sin coherencia ni sentido, las explicaciones brillan por su ausencia. Nunca vamos a saber por qué Fernando dejó a su mujer, cómo es la relación de Ana con sus hijos, qué relación tienen los bailes de Paula Robles, etc. De esta manera, llega un punto en el que el espectador se rinde y solo se dedica a contemplar a la protagonista.

Julieta Díaz logra dar una buena interpretación a pesar de que resulta imposible empatizar con un personaje del que se sabe tan poco. Flotando en una piscina, acostada en la playa o entre álamos, Ana es una protagonista tan pensativa como indescifrable. Ni siquiera en una escena de duplicación (hay dos Anas hablando entre sí) se consigue entender qué pasa por la mente de esta persona.

Olvidable casi de inmediato, “La forma de las horas” fracasa estrepitosamente al querer retratar el amor/desamor. Sin generar ningún tipo de profundidad emocional, la película debería haber contado con un guión mínimamente decente para salir a flote.

Puntaje: 3,50

El camino a la sanación

Dirigido, escrito y coproducido por Daiana Rosenfeld, el documental “Mujer medicina” (2019) nos presenta a Fedra Abrahan, una mujer de 40 años que vive en Mar del Plata y trabaja como sanadora utilizando plantas sagradas. Todos los años Fedra viaja a Perú para experimentar con medicinas ancestrales. En esta oportunidad, seremos testigos del recorrido espiritual que realiza Fedra para encontrarse a sí misma y poder sobrellevar de una manera más liviana y consciente el duelo por el fallecimiento de sus padres.


A través de cuatro días de ayuno en la selva amazónica y la montaña peruana, el filme nos permite conocer un poco más sobre los curanderos de los pueblos y sus creencias. Con ceremonias particulares y el convencimiento de que hay que respetar a las plantas porque cada una tiene su espíritu, la película puede tornarse demasiado pesada y aburrida para los que no les interesa en lo más mínimo el tema. Sin embargo, la mezcla de sonidos de la naturaleza tales como el agua de una cascada o el cantar de los pájaros logra generar una experiencia introspectiva llena de armonía y calma.

Una fogata, la Luna, las estrellas, la niebla, mariposas posadas en una hoja, flores, vaquitas de San Antonio, coloridos peces y el cambio de las nubes debido al viento son solo algunas de las imágenes que nos llevan a entender el proceso de sanación que está atravesando Fedra, el cual está marcado por una apertura de consciencia que no es para cualquiera. Con la esperanza de poder recuperarse y recobrar energías, la mujer pasa por diversas etapas: toma ayahuasca para soltarse, consume líquidos para limpiar su organismo, convive con otras personas que también subieron a la montaña para comenzar una vida nueva y, por último, pasa esos cuatro días alejada del resto, en silencio y con una completa conexión con la tierra.

Arduo pero gratificante, el proceso muestra cómo al sincronizarse con lo más natural se puede hallar la paz y salir fortalecido para aplicarlo a la rutina diaria de cada uno. Con guías y maestros conocedores de la capacidad que tienen las diversas plantas sagradas, la obra también se toma su tiempo para explicar los principios de vida de la comunidad (agua, aire, fuego y tierra).

En conclusión, “Mujer medicina” es un documental que la mayoría de personas no está acostumbrado a ver, ya que como seres humanos nos cuesta muchísimo tener la paciencia necesaria como para ver a otros pasar sus días sin hacer nada para conseguir un propósito espiritual satisfactorio. Solo recomendado para los que tengan la  mente abierta y busquen bajar los decibeles del bullicioso mundo que habitamos.

Puntaje: 6

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Demonios físicos e internos

“Doctor Sueño” (Doctor Sleep, 2019) es una película dramática de terror sobrenatural dirigida, escrita y editada por Mike Flanagan, el cual ya viene realizando varios filmes de calidad en este género como lo son “Oculus” (2013), “Hush” (2016) o “El juego de Gerald” (Gerald’s game, 2017), además de ser el responsable de la intrigante serie de Netflix “The Haunting of Hill House” (2018). Basada en la novela homónima de Stephen King publicada en 2013, esta producción funciona como secuela de “El Resplandor” (The Shining, 1980), película de Stanley Kubrick que adaptaba el best seller de King de 1977. Protagonizada por Ewan McGregor, el reparto se completa con Kyliegh Curran, Rebecca Ferguson (El gran showman), Emily Alyn Lind, Cliff Curtis, Zahn McClarnon, Alex Essoe, Carl Lumbly, Jacob Tremblay (La habitación), Violet McGraw, Henry Thomas, Bruce Greenwood (Endless love), Carel Struycken, entre otros.


En 2011, Danny Torrance (Ewan McGregor) es un alcohólico con problemas de ira debido a los sucesos traumáticos que vivió de chico en el aislado Hotel Overlook. Escapando de sí mismo, Danny llega a un pequeño pueblo en donde un buen hombre llamado Billy Freeman (Cliff Curtis) le consigue hogar, trabajo en un hospital y, por sobre todo, le brinda ayuda para superar su adicción a la bebida. Pronto, Danny comenzará a recibir extraños mensajes en la pared de su casa. Éstos provienen de la mente de Abra Stone (Kyliegh Curran), una joven que también posee la cualidad de resplandecer, en mayor medida que él. Cuando Abra percibe la amenaza de un clan de demonios liderado por Rosie La Chistera (Rebecca Ferguson), a Danny no le quedará otra que intentar protegerla de estos seres que se alimentan del dolor y la muerte de las personas que tienen el don.


Casi 40 años después de uno de los mejores filmes de horror de todos los tiempos, nos llega su segunda parte, centrándose en qué es lo que pasó con Danny Torrance en su adultez. Difícil tarea tenía Flanagan ya que es sabido que Stephen King no quedó satisfecho con la película que dirigió Kubrick, que en cambio sí funcionó para los espectadores y la crítica. De esta manera, el director decidió no dejar de lado ni a los fanáticos de los libros de King ni a los que admiraron la obra cinematográfica de 1980. ¿Consiguió su cometido? Sí, pero no por eso el resultado es del todo satisfactorio.

Y es que al querer homenajear tanto a su predecesora, esta cinta sale perdiendo. La cantidad de referencias recalcadas a “El resplandor”, en especial durante el último acto, hacen que el tributo a Kubrick sea excesivo, añadiendo elementos que quedan muy forzados y no terminan funcionando. Uno de los mayores errores radica en la recreación de escenas con personajes de la anterior película, pero esta vez interpretados por otros actores. No solo es inverosímil, sino que descoloca al espectador. Sin embargo, cuando el director se esfuerza por añadir guiños sutiles sí se le agradece, ya que en esas escenas no se subestima la capacidad del público.

Por suerte, esta secuela tiene más aciertos que errores. Por empezar, “Doctor sueño” se ocupa de mostrar con más detalle qué son capaces de hacer las personas que viven con la habilidad de resplandecer. Cada personaje está muy bien desarrollado y Flanagan se toma su tiempo para que conozcamos a cada uno, por lo cual ésta no es una película que apela al susto fácil o a los jump scares: el temor pasa por otro lado, es más atmosférico y genuino porque verdaderamente nos importa el bienestar tanto de Danny como de Abra.

En cuanto a las actuaciones, Ewan McGregor fue la opción perfecta para encarnar al Torrance adulto, un hombre atormentado, melancólico y bastante callado que transmite una sensación de soledad adondequiera que vaya. Sin embargo, las mejores interpretaciones del filme son dadas por Kyliegh Curran y Rebecca Ferguson. La nena demuestra que tiene un prometedor futuro como actriz y Ferguson compone a una villana tan seductora como amenazante. Además, a pesar de que aparece muy poco en pantalla, Jacob Tremblay es parte de la mejor escena de horror.

Por otro lado, cuando la película se enfoca en su propio conflicto alrededor de los demonios es cuando más se disfruta. Trucos mentales, una forma de alimentarse atemorizante sumado a unos sonidos insufribles constituyen la identidad propia de un filme que en su tercer acto se aleja de lo que tan bien había sabido construir. Los antagonistas funcionan en gran parte por su trasfondo, ya que tienen motivos lógicos para accionar de esa manera.

Alejada de ser una maravilla, “Doctor sueño” es una digna secuela que encara tópicos tales como la represión de los miedos y la vida más allá de la muerte. Con un crecimiento notable del personaje principal entre el comienzo y el desenlace, la película deja bien en claro que no hay que ocultar nuestro verdadero ser.

Puntaje: 7

martes, 5 de noviembre de 2019

Desencuentros en la Gran Manzana

“Un día lluvioso en Nueva York” (A rainy day in New York, 2019) es una comedia romántica dirigida y escrita por Woody Allen. Protagonizada por Timothée Chalamet (Llámame por tu nombre, Lady bird) y Elle Fanning (Super 8, Mary Shelley), el reparto se completa con Selena Gomez (Monte Carlo), Liev Schreiber, Jude Law, Diego Luna, Cherry Jones, Kelly Rohrbach, Rebecca Hall, Suki Waterhouse, entre otros. El filme fue seleccionado para abrir la noche en el Festival de Cine estadounidense de Deauville.


La historia gira en torno a Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh Enright (Elle Fanning), dos jóvenes que se conocieron en la universidad de artes liberales de Yardley y comenzaron una relación. Al ser reportera estudiantil, a Ashleigh le asignaron entrevistar a Roland Pollard (Liev Schreiber), un famoso director de cine que está próximo a estrenar una nueva película. El encuentro debe darse en Manhattan, por lo que Gatsby ve esto como la oportunidad perfecta para acompañar a su novia y pasar unos días allí mostrándole los lugares turísticos más lindos de la Gran Manzana. Sin embargo, los planes de Gatsby no salen de acuerdo a lo planeado ya que Ashleigh se verá involucrada en una serie de acontecimientos inesperados con Pollard, el guionista Ted (Jude Law) y el reconocido actor Francisco Vega (Diego Luna). Decepcionado y triste por no poder usar esas mini vacaciones para reconectar con Ashleigh, Gatsby se encontrará de casualidad con Chan (Selena Gomez), estudiante de moda que es hermana de su ex novia.


Encantadora, graciosa y entrañable. Las películas de Woody Allen pueden tener personajes parecidos o abordar temáticas ya tratadas en su filmografía, sin embargo cada vez que hay una nueva producción en cartelera la fórmula narrativa de este director continúa funcionando a la perfección. Este filme no es la excepción. Durante hora y media Allen logra que nos desconectemos del mundo real para embarcarnos en las aventuras de unos personajes súper bien desarrollados, que viven una serie de aventuras fortuitas en una Nueva York lluviosa que nunca lució tan mágica (en gran parte gracias a la bonita fotografía del italiano Vittorio Storaro, ganador de tres premios Óscar).

Con tomas que transcurren en el Central Park, el lujoso bar del hotel Carlyle y el imponente Museo Metropolitano de Arte (“the Met”), la película atrapa al espectador desde el comienzo, ya sea por su inteligente guión, la atmósfera melancólica, las buenas actuaciones o la agradable banda sonora. Neurótico, singular y muy pensador, el personaje principal sin lugar a dudas nos recuerda a Allen, el cual no falla a la hora de tirar chistes sobre el judaísmo, el desapego a su familia de clase social alta o el manojo de nervios con el que lidia al ahogarse en un vaso de agua porque su novia está en una sintonía muy diferente a la de él. Por otro lado, Elle Fanning ilumina la pantalla con su emoción al tener en frente a uno de los directores que más admira. Charlatana y entusiasta, Ashleigh es la responsable de mantenernos con una sonrisa en la cara durante la mayoría del metraje.

En cuanto a Selena Gomez, la cantante ya había demostrado sus dotes actorales al interpretar a la religiosa Faith en “Spring Breakers” (2012). Luego de varios papeles menores o de dar voz a personajes animados, por fin podemos verla en un rol que tiene mucho peso en la trama. Gomez se desenvuelve naturalmente en cada una de sus escenas y, aparte de tener gran química con Chalamet, sus líneas de diálogo son realistas e ingeniosas, logrando que uno se quede con ganas de verla en más películas que la tomen en serio.

Aunque la subtrama sobre el pasado de la madre del protagonista queda bastante descolgada con lo que se venía narrando, “Un día lluvioso en Nueva York” es pleno disfrute. Gracias a un desenlace ideal, el filme consigue hacernos sentir felices por mucho tiempo después de que acabe.

Puntaje: 8,50

Recuperar el control

“Midsommar: El terror no espera la noche” (Midsommar, 2019) es una película de drama y horror dirigida y escrita por Ari Aster, reconocido por su debut cinematográfico “El legado del Diablo” (Hereditary, 2018). Coproducida entre Estados Unidos, Suecia y Hungría, la obra está protagonizada por Florence Pugh (Lady Macbeth, El pasajero). Completan el reparto Jack Reynor, Will Poulter (Las crónicas de Narnia: la travesía del viajero del alba), Vilhelm Blomgren, William Jackson Harper, Ellora Torchia, Archie Madekwe, Isabelle Grill, Hampus Hallberg, Henrik Norlén, entre otros.


Luego de una tragedia familiar, la estudiante de psicología Dani (Florence Pugh) queda devastada. Al verla en ese estado, Christian (Jack Reynor), su pareja desde hace cuatro años, decide invitarla a un viaje que hará junto a sus amigos Mark (Will Poulter), Josh (William Jackson Harper) y Pelle (Vilhelm Blomgren). Este último es el que propone la idea de visitar la comunidad de Harga, ubicada en la provincia de Suecia llamada Hälsingland. Él tiene familiares allí y desea que los demás conozcan cómo se desarrolla la festividad del solsticio de verano en esa comuna ancestral. Aunque Christian estaba seguro de que su novia negaría la propuesta, Dani acepta ir. Así es como los cinco se embarcarán en una travesía perturbadora y psicodélica cada vez más atemorizante, en donde lo que más impacta sucede ante sus ojos, a plena luz del día.


Nadie está preparado para la locura que es la nueva producción de Ari Aster. Impactante, violenta y sumamente incómoda de ver, la película se cuece a fuego lento para hacernos parte, en primera persona, de la manera de vivir de un grupo de personas que se rige por unas normas tan estrictas como shockeantes. Árboles ancestrales sagrados, sacrificios extremos, una biblia propia, runas, rituales de baile, ofrendas y alimentos de procedencia dudosa, entre otras cosas, componen una experiencia que, a medida que pasan los minutos, se va volviendo cada vez más y más terrible.

Con una excelente edición de sonido y unos movimientos de cámara ingeniosos que recuerdan a su anterior película, el director fue capaz de contar a través del accionar de una secta pagana la liberación de una mujer común y corriente. A pesar de que el filme puede parecer muy pretencioso, una vez que el espectador se da tiempo a sí mismo para analizarlo y digerirlo, el mensaje queda claro. Potente y fuerte, la obra aborda lo insano que puede volverse una relación de pareja donde la atención no es la misma desde los dos lados, la pérdida, el duelo, el dolor de sentirse incomprendido por los demás, el miedo y el alivio que conlleva volver a sentirse parte de una familia y recuperar el control que se creía perdido.

En cuanto a las actuaciones, Florence Pugh brilla al encarnar a un personaje con mucha carga emocional. No hay escena en la que su sufrimiento no luzca genuino y, a pesar de que las explicaciones sobre lo que está ocurriendo en el culto son ínfimas y lo que pasó en un principio con los seres queridos de Dani no se profundiza después, los gestos faciales de la actriz logran transmitir todo lo necesario para que sea muy fácil ponernos de su lado.

Por otro lado, la fotografía y los planos están pensados hasta el más mínimo detalle, dando la sensación de que, al abarcar tanto campo, algunas cosas las estamos pasando de largo. Hay mucho para observar en un segundo visionado, además de que serviría verla de nuevo para captar qué quiere representar cada dibujo o cuadro que se ve en el filme.

En Hälsingland parece que el Sol nunca va a ponerse, por lo que la iluminación juega un rol fundamental; junto con el vestuario (túnicas de una blancura extrema) y las alucinaciones en las que se sumergen los personajes al ingerir té de hongos, la experiencia cinematográfica se vuelve completamente cautivante.

Aunque “Midsommar: El terror no espera la noche” puede tornarse excesivamente larga (dura dos horas y media), Ari Aster de a poco logra superarse y consolidarse como un gran exponente del género de horror. Con escenas gráficas que hacen retorcer al espectador en la butaca, la película llega a ser aún más inquietante por lo que queda a imaginación de cada uno. Solo apta para los fanáticos del terror que tienen estómago y no son de impresionarse.

Puntaje: 8