miércoles, 28 de marzo de 2018

Sumidos en el OASIS

“Ready Player One: Comienza el Juego” (Ready Player One, 2018) es una película de ciencia ficción dirigida y producida por Steven Spielberg. Está basada en la novela homónima best seller publicada en 2011 de Ernest Cline, que también escribió el guión junto a Zak Penn. El reparto incluye a Tye Sheridan, Olivia Cooke (Emma Decody en la serie “Bates Motel”), Mark Rylance (Mr Dawson en “Dunkerque”), Lena Waithe, Philip Zhao, Win Morisaki, Simon Pegg, Hannah John-Kamen y Ben Mendelsohn. 


En el año 2045, la Tierra ya pasó por varias etapas de caos debido a la superpoblación, las hambrunas, guerras y cambio climático. Es por eso que las personas prefieren pasar la mayoría de su tiempo dentro de OASIS, un mundo de realidad virtual en el que uno puede armar el avatar que más le guste y hacer lo que quiera. El creador se llama James Halliday (Mark Rylance) y es venerado como un dios. A Wade Watts (Tye Sheridan), adolescente huérfano que vive con su tía, le fascina vivir dentro de OASIS bajo el avatar llamado Parzival. Allí se siente bien y tiene amigos (que no conoce en la vida real). Cuando Halliday fallece, deja un video explicativo que da inicio a un concurso: el primero que en el universo virtual halle un huevo luminoso escondido por él mismo, será el nuevo dueño de OASIS y heredará toda su fortuna. Wade se embarcará en la aventura al descifrar una de las pistas que dejó Halliday, lo que lo llevará a acaparar todas las miradas y verse amenazado por el empresario Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn).


Con muchísimas referencias a la cultura pop de la década de los 80, Spielberg nos trae un producto que funciona en todos los sentidos. La historia es tan sólida como entretenida, logrando que el espectador se interese por los personajes. Pero lo que más se destaca definitivamente es el mundo creado: desde el aspecto técnico la película resulta un espectáculo visual que sorprende en cada fotograma gracias a sus colores eléctricos y el fabuloso manejo de cámara. Tan cautivante y cuidado hasta en el mínimo detalle es el OASIS que a uno le genera ganas de ser como el protagonista y casi llegar a vivir dentro de él.

No sólo seremos testigos de lo que pasa en el universo virtual: la realidad también es importante, lo que hace que se produzca un excelente contraste entre los dos escenarios. Ver a la gente tan compenetrada en el juego, haciendo todo lo posible por no perder vidas y ganar más y más monedas nos hace recordar a la cinta dramática “Ella” (Her, 2013), ya que desde el afuera podemos observar lo difícil que se volvió interactuar con los demás (cada uno está en lo suyo).

La dosis de acción no puede faltar y aquí se da a lo grande: carreras de autos, dinosaurios, King Kong, Godzilla y hasta una aparición divertida de Chucky hacen que el filme se vuelva ingenioso. Mención aparte para la memorable secuencia en homenaje a “El Resplandor” (The Shining, 1980), perfectamente armada como súper atrapante.

La banda sonora, que se caracteriza por ritmos pegadizos y bailables, sabe captar el espíritu de la película y enaltecerlo. Además se hace hincapié en la amistad, una relación de ayuda mutua que queda muy bien representada por Wade, Samantha (Olivia Cooke), Hache (Lena Waithe), Sho (Philip Zhao) y Daito (Win Morisaki); tanto con sus avatares como con sus cuerpos reales, se nota la química natural que tienen.

“Ready Player One: Comienza el Juego” constituye un festín para los ojos de cualquiera, seas cinéfilo o no. Spielberg demuestra que se puede hacer una cinta pochoclera de calidad, que deja un gran mensaje, critica al capitalismo y a la vez contiene efectos especiales demenciales. Los más geeks seguramente querrán verla muchas veces para darse cuenta de cada guiño oculto sobre cómics, películas y videojuegos ochentosos. Si no sos de ese grupo, de igual manera te aseguro que la vas a pasar fenomenal.

Puntaje: 8,50

Al lado de la magia

“Proyecto Florida” (The Florida Project, 2017) es una película dramática dirigida por Sean Baker, reconocido por la cinta Tangerine (2015). También co-escribió el guión junto a Chris Bergoch. El reparto incluye a los niños Brooklynn Prince, Valeria Cotto, Christopher Rivera y Aiden Malik. Además cuenta con las actuaciones de Bria Vinaite, Willem Dafoe y Mela Murder. Dafoe estuvo nominado al Óscar como Mejor Actor de Reparto y Brooklynn Prince se alzó con la estatuilla de Mejor Intérprete Joven en los Critics’ Choice Movie Awards.


En el barato motel “Castillo Mágico”, ubicado en los alrededores de Disney, Moonee (Brooklynn Prince), una nena de seis años, pasa el verano con sus amiguitos vecinos Scooty (Christopher Rivera) y Dicky (Aiden Malik). Sus formas de divertirse muchas veces enojan a Bobby (Willem Dafoe), gerente del lugar que a la vez los quiere y protege de los peligros de la zona. Halley (Bria Vinaite), madre soltera de Moonee, recurrirá a métodos reprochables para pagar la renta y mantener a su hija.


A través de los ojos de la pequeña Moonee, Sean Baker nos sumerge en la infancia, esa etapa llena de imaginación e inocencia en la que la amistad es fundamental. Pero acá los nenes no son precisamente agradables: escupen autos, dicen malas palabras, faltan el respeto a los mayores, se meten donde no deben y ensucian con helado el piso flamante de la recepción. Aunque muchas veces podamos llegar a considerarlos insoportables, al pensar en el ámbito en el que viven todo encaja: la manera en la que se los está criando es distinta y ni siquiera tienen un hogar permanente.

Para muchas personas del reparto éste es el primer filme en el que actúan, lo cual parece imposible de creer ya que todos dan destacables interpretaciones. En especial Bria Vinaite, a la cual el director halló por Instagram. La joven encarna a Halley, una madre que no actúa como tal: es desubicada, fumadora y grosera; no le importa que las reglas no se respeten y los límites en su hija son inexistentes. Para subsistir recurre a Ashley (Mela Murder, también es la primera vez que actúa), mamá de Scooty que trabaja en un local de comidas rápidas y le pasa a escondidas algunos alimentos a Moonee. Sus acciones para conseguir dinero se vuelven cada vez peores, pero se nota que Sean Baker nunca pretende juzgarla sino mostrar la realidad que atraviesan un montón de mujeres.

A pesar de los errores de Halley, cuando está con Moonee podemos ver el amor que le tiene, quizás más parecido a un amor entre hermanas por el gran entendimiento que hay entre ellas. Esto pone al espectador en una situación compleja: por más que los personajes no nos caigan del todo bien, la empatía se genera igual por lo que les toca vivir.

No se puede dejar pasar la espectacular fotografía de Alexis Zabe, mexicano que captura la inmensidad del cielo así como los colores lila, naranja y verde en todo su esplendor. La tonalidad pastel en la que se mueven los niños otorga una belleza especial, que contrasta con los padecimientos de la clase social baja.

“Proyecto Florida” es una cinta tan dura como necesaria ya que refleja cómo dos realidades 100% diferentes pueden co-existir a pocas cuadras de distancia. Enoja que una película con un mensaje de alerta tan importante haya sido casi ignorada en la temporada de premios, pero por lo menos se reconoció la enorme labor de Brooklynn Prince, niña que si continúa por este camino tiene asegurado un futuro brillante.

Puntaje: 8,50

Perdido en el universo

“Un Viaje en el Tiempo” (A Wrinkle in Time, 2018) es una película de fantasía dirigida por Ava DuVernay, reconocida por el drama “Selma” (2014). El guión fue escrito por Jennifer Lee y Jeff Stockwell en base a la novela homónima publicada en 1962 de Madeleine L’Engle. Ésta conforma la segunda adaptación del libro ya que en 2003, también por Disney, fue lanzado un filme sólo para la televisión. El reparto está compuesto por los niños Storm Reid, Deric McCabe, Levi Miller (Peter Pan en “Pan”) y Rowan Blanchard; también por los adultos Oprah Winfrey, Reese Witherspoon, Mindy Kaling, Michael Peña, Chris Pine y Zach Galifianakis. 


Meglet (Storm Reid), una chica de 13 años que es burlada en la escuela, fue criada con mucho amor por sus dos padres científicos y se lleva bien con su hermanito Charles Wallace (Deric McCabe), el cual fue adoptado. Pero ya nada es igual desde que Alex Murry (Chris Pine), su papá, desapareció hace cuatro años sin dejar rastros. Con la inesperada aparición de tres mujeres poderosas que se hacen llamar señoras “Qué” (Reese Witherspoon), “Cuál” (Oprah Winfrey) y “Quién” (Mindy Kaling), Meg viajará por el universo junto a Charles y su reciente amigo Calvin (Levi Miller) para descubrir en qué planeta quedó extraviado su padre.


Al ver esta película uno no puede evitar preguntarse qué se le cruzó a Disney por la cabeza para brindar tan terrible producto cinematográfico. Y es que la cinta no tiene razón de ser: por más que haya un gran despliegue visual lleno de los más brillantes colores, el guión falla por donde se lo mire. Desde el comienzo la conexión con los personajes no se logra y lo previsible que resulta el relato sólo consigue hacernos dar cuenta que las casi dos horas de duración son inconcebibles para lo que se quiere contar.

 Los mensajes que se pretenden transmitir al espectador son buenos, tales como la aceptación de uno mismo, las apariencias, el amor de familia y el mal que convive en cada ser humano. Sin embargo, éstos son tratados de una forma totalmente superficial y acartonada, con frases que parecen salidas de un libro de autoayuda. La emoción que se quiere dar nunca llega a destino porque no existe la naturalidad, sino que todo queda forzoso.

De las tres viajeras astrales, la única que llama la atención y aporta frescura es Reese Witherspoon. Mindy Kaling tiene escasos momentos en los que sólo se dedica a recitar frases célebres, haciendo que su personaje sea intrascendente. Oprah, ultra maquillada con brillos, en ciertas escenas tiene su cuerpo agrandado al máximo en comparación a los demás, queriendo dar la apariencia de una mujer con sabiduría superior (pero lo que realmente nos hace pensar es en lo ridículo que lucen esos efectos especiales).

Por el póster promocional uno cree que las tres mujeres poderosas tendrán un protagonismo importante, no obstante a mitad de la película desaparecen y le ceden el foco absoluto al niño Deric McCabe. Enorme error. El chico otorga una interpretación tan sobreactuada como insoportable en la que no se puede creer que la elección de casting haya sido tan mala.

Por otro lado, Levi Miller encarna a Calvin, que surge en la historia sin ningún tipo de desarrollo y se une a la aventura porque sí. Sus líneas tampoco lo ayudan: se la pasa diciéndole a Meg qué lindo cabello posee, tema de conversación cero creíble en chicos de esa edad.

En “Un Viaje en el Tiempo” la travesía de Meg se vuelve insulsa por más que los paisajes sean ostentosos y el maquillaje esté lleno de glitter. Lo único que se puede sacar como positivo son las risas provocadas durante el metraje, que para nada fueron buscadas sino que surgen de las diversas incoherencias del filme.

Puntaje: 3

La fiel discípula de Jesús

“María Magdalena” (Mary Magdalene, 2018) es una película bíblica dirigida por el australiano Garth Davis, reconocido por la nominada al Óscar “Un Camino a Casa” (Lion, 2016). El guión estuvo a cargo de Helen Edmundson y Philippa Goslett. Cuenta con las actuaciones de Rooney Mara, Joaquin Phoenix, Chiwetel Ejiofor, Denis Ménochet, Tahar Rahim e Irit Sheleg. 


María Magdalena (Rooney Mara), joven que proviene de una familia estricta, decide unirse a Jesús (Joaquín Phoenix) cuando él viene a predicar a su pueblo. A algunos discípulos, en especial a Pedro (Chiwetel Ejiofor), les costará aceptarla en el grupo. María conocerá a la madre de Jesús, lo escuchará y acompañará en sus momentos más difíciles.


Al acercarse la Pascua, Rooney Mara llega a los cines en la piel de esta mujer tan controversial. Que si era prostituta, que si mantuvo una relación romántica con Jesús de Nazaret… varias son las versiones en las que se tomó a la figura de María Magdalena de forma equivocada. Gracias al relato de Garth Davis, conoceremos la historia auténtica de una vez por todas.

La película nos presenta a Magdalena como una persona solidaria, inocente y capaz de elegir qué hacer con su vida a pesar de no contar con el apoyo de su padre. Ella es la que no quiere casarse con el pretendiente que le designaron, la que los demás creen que está endemoniada por salir en la noche a rezar sola. Cuando Jesús llega a Magdala, María ve como él realiza milagros y a través de su palabra se da cuenta que su destino no está en su pueblo sino a su lado.

Apóstol de los apóstoles, Magdalena lava los pies de Jesús y va conociendo a los demás discípulos, entre ellos al traidor Judas (Tahar Rahim). La cinta, con una fotografía oscura llena de paisajes con tierras áridas, consigue dar una imagen feminista de María y colocar a la mujer en un rol tan relevante como el del hombre. Esto se puede observar en varios momentos del film, pero en particular cuando Jesús da una charla sólo a las mujeres, en las que les comunica que deben seguir el mandato de Dios y no el de sus maridos.

Rooney Mara logra transmitir la pureza, piedad y bondad de Magdalena sólo con sus profundas miradas. Sin embargo, uno se queda con la sensación de que las líneas que le dieron fueron muy escasas. También hubiese sido más satisfactorio que María escuche más enseñanzas de Jesús y no que se le una ya al primer sermón.

A partir de la entrada de Jesús a Jerusalén, el foco pasa a estar puesto en él y la película pasa a ser más de lo que ya vimos muchas veces (Jesús herido caminando con la cruz en la espalda, siendo crucificado y sufriendo). Aunque Joaquin Phoenix interprete bien su rol, era muchísimo más interesante ver los hechos desde el punto de vista de María Magdalena.

Con un ritmo lento que puede no convencer a muchos, la cinta remonta en su desenlace al volver a centrarse en la mujer, la única que vio a Cristo vivo luego de su muerte y la encargada de llevar la buena noticia a los demás discípulos. Más discursos como el del desenlace era lo que esperábamos de ella, no obstante “María Magdalena” logra reivindicar a la joven que nunca dudó en respetar las acciones del Mesías por más que fueran incomprensibles para el razonamiento humano.

Puntaje: 7

Gnomos desaparecidos

“Sherlock Gnomes” (2018) es una película animada dirigida por John Stevenson y escrita por Ben Zazove. Funciona como secuela de “Gnomeo y Julieta” (Gnomeo and Juliet, 2011), por lo que retornan las voces originales de Emily Blunt, James McAvoy, Maggie Smith, Ashley Jensen, Michael Caine, Matt Lucas, Ozzy Osbourne y Julie Walters. Además se agregan personajes nuevos a los que les ponen las voces Johnny Depp, Jamie Demetriou, Chiwetel Ejiofor y Mary J. Blige. El productor ejecutivo vuelve a ser Elton John. 


La dueña de los gnomos (esta vez tanto de los azules como los rojos) se muda a Londres. Gnomeo (James McAvoy) y Juliet (Emily Blunt), ya consolidados como pareja, son declarados líderes del nuevo y desordenado jardín. Mientras ellos discuten por tener diferencias entre sí sobre la limpieza del lugar, alguien secuestra a todos sus familiares. Así es como los novios se unirán a Sherlock Gnomes (Johnny Depp) y Watson (Chiwetel Ejiofor) para descubrir al villano, pero en el recorrido sus enojos los harán ir por caminos separados.


En 2011 tuvimos una grata sorpresa con “Gnomeo y Julieta”, película en la que se representaba de una forma divertidísima la tragedia de William Shakespeare. El profundo drama se dejaba de lado para darnos una historia con claras referencias a la obra original que a la vez resultaba fresca por tener personajes interesantes como una Julieta aventurera y con carácter decidido. Después de siete años llega su secuela, un filme totalmente innecesario que no sabe aprovechar a los protagonistas de los que ya nos habíamos encariñado en la primera parte.

Esto ocurre debido a que, luego de una introducción que parecía ir por el buen camino, se decide poner el foco sobre Sherlock Gnomes y Watson (clara alusión a los personajes creados por Arthur Conan Doyle). Éstos no consiguen generar el interés que tenía la pareja de gnomos, y encima nos juega muy en contra que en la mayoría del metraje Gnomeo y Julieta estén cada uno por su lado. El conflicto decae porque se siente súper estirado para lograr una cinta de una hora y media, aparte de que se mete de forma muy forzada un número musical de Irene (Mary J. Blige), en referencia a Irene Adler.

El villano en cuestión, un sujeto amarillo que es el ícono de una marca de pasteles, cansa desde su escena inicial. No tiene carisma y el relato se vuelve predecible a pesar de tener un giro que en primera instancia parecía ser innovador. Además, las gárgolas que actúan como secuaces no logran aportar el entretenimiento buscado.

En cuanto a la animación, continúa siendo correcta tanto en los escenarios como en el diseño de los gnomos. Los pensamientos de Sherlock, mientras intenta resolver las pistas, son en blanco y negro y logran representar muy bien la personalidad del sujeto original (extremadamente inteligente y astuto). Cuando él está en acción también podemos captar su seriedad y autoritarismo, pero en este caso estos aspectos no resultan atractivos.

Aunque “Sherlock Gnomes” deja un buen mensaje sobre valorar al prójimo, ya sea desde el amor o la amistad, la idea de combinar al detective inglés con los gnomos nunca llega a funcionar. A pesar de ello, las peleas del comienzo entre Gnomeo y Julieta mantienen el espíritu de su predecesora. Una lástima que esas escenas sean tan pocas.

Puntaje: 5 

miércoles, 21 de marzo de 2018

A mil por hora

“La Reina del Miedo” es una película argentina dramática que constituye la ópera prima de Valeria Bertuccelli como realizadora. Ella la protagonizó, escribió y dirigió (esto último junto a Fabiana Tiscornia). Completan el reparto Diego Velázquez, Sary López, Gabriel “El Puma” Goity y Darío Grandinetti. Fue producida por Rei Cine, Patagonik y el conductor Marcelo Tinelli. Tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance donde se llevó el Premio Especial del Jurado por Mejor Actuación. 


La historia se centra en Robertina (Valeria Bertuccelli), una actriz de teatro muy exitosa que está a pocos días de estrenar su nueva obra. En el momento en el que más debería estar ensayando, Robertina no puede concentrarse debido a que la ansiedad es un factor constante en su vida. Cuando se entere que su amigo Lisandro (Diego Velázquez) la está pasando mal, ella viajará hasta Dinamarca y se dará cuenta de lo que verdaderamente importa.


Como su título lo indica, esta película nos habla del miedo, una sensación que todos los humanos atravesamos en mayor o menor medida. Robertina es más miedo que persona, lo que la convierte en un personaje tan complejo como interesante. Valeria Bertuccelli supo construir un sólido guión y brindar una de sus mejores interpretaciones. Su personaje se enreda con asuntos que, vistos desde el exterior, son de lo más superficiales, pero desde su punto de vista forman una espiral de ideas inacabable. Esto produce que en el día a día de Robertina la mente funcione a mil por hora, sin la posibilidad de relajarse ni por un escaso minuto. La duda lidera su vida, logrando que el espectador acepte desde el comienzo su excéntrica forma de manejarse con los demás.

La ansiedad parece detenerse cuando, a pesar de que lo mejor sería quedarse en Argentina para que todo quede preparado en el teatro, Robertina toma un vuelo hacia Dinamarca sin tener en claro qué día regresará. Al reconectarse con su amigo Lisandro, del que se decide no darnos mucha información sobre la relación que tenían, Tina sale de su entorno habitual y baja un poco los decibeles. En sus conversaciones se tocarán temas como la culpa, la muerte, los sueños que aún quedan por cumplir y la reencarnación, todo tratado desde la tragicomedia, gran elección para que nunca la cinta se convierta en un dramón.

La fotografía a cargo de Matías Mesa acompaña muy bien lo que le sucede a la protagonista. Plena oscuridad, casa puramente blanca y una tonalidad sepia que se mantiene en la mayoría del metraje hacen que la cinta sea exquisita de ver. La música de Vicentico también ayuda a crear una atmósfera cálida y cotidiana.

Es para destacar el tratamiento que se le da a un asunto en particular. La personalidad de Robertina para muchos puede ser egocéntrica ya que ella vive en su mundo y se relaciona poco con las personas. Un día caminando con Lisandro se da cuenta que no lo conoce tanto como creía, por más que él le afirma haberle contado de qué trabajaba. Ahí vemos cuán arrepentida está Tina de no haber sido más atenta en su momento, y que ser despistada no es algo que ella haga a propósito. Tanto el paso del tiempo como el tomar conciencia del desaprovechamiento de éste dejan reflexionando al espectador.

“La Reina del Miedo” desconcertará a más de uno por su confuso desenlace, sin embargo vale mucho la pena meterse en la psique de una actriz súper aclamada que por dentro vive dominada por la inseguridad.

Puntaje: 8

Humano versus conejo

“Las Travesuras de Peter Rabbit” (Peter Rabbit, 2018) es una película familiar dirigida por Will Gluck, que también se encargó del guión junto a Rob Lieber. Está basada en los cuentos infantiles escritos e ilustrados por Beatrix Potter. Aparte de los animales hechos a computadora, cuenta con las actuaciones de Domhnall Gleeson (Tim en “Cuestión de Tiempo”), Rose Byrne (Kelly en “Buenos Vecinos”) y Sam Neill. Las voces originales son de James Corden, Daisy Ridley, Elizabeth Debicki y Margot Robbie. 


Peter Rabbit vive en el campo con sus tres hermanitas y su primo Benjamin. Para alimentarse recurren a la cuidada granja del señor McGregor (Sam Neill). Esto hace enojar al hombre hasta tener ganas de matarlos, pero los conejos son salvados por Bea (Rose Byrne), una pintora que los quiere como si fueran sus hijos. Con la inesperada muerte de McGregor, su pariente Thomas (Domhnall Gleeson) hereda la huerta por lo que se aleja de Londres, donde justo fue despedido de su trabajo en una juguetería. Bea empezará a establecer una relación con su nuevo vecino, sin embargo Peter no soportará ser reemplazado y le hará la vida imposible a Thomas.


Como se puede ver, el film cuenta con un argumento sencillísimo y súper predecible. A pesar de ello, Will Gluck se apoya en las situaciones desopilantes para que el espectador nunca pierda el interés por Peter Rabbit. Los chistes funcionan tanto en chicos como en grandes, lo que la convierte en una comedia ideal para toda la familia.

A lo largo de los 90 minutos se puede llegar a la conclusión de que no está sucediendo demasiado, ya que siempre se muestra al conejo contra el humano, en una especie de competencia por ser el dueño absoluto del afecto de Bea. Los animales están bien diseñados y no quedan raros frente a las personas, sin embargo cuando en ciertos momentos se muestran las ilustraciones originales de la autora resulta casi imposible comparar y darse cuenta que éstas son mucho más enternecedoras.

La música moderna y la fotografía que remarca los tonos verdes del campo le dan a la película una frescura irresistible, aparte de que Rose Byrne resulta la perfecta opción para encarnar a una mujer amante de los animales. Domhnall Gleeson infunde a Thomas una personalidad histriónica, llena de enojo que no puede controlar. Su tire y afloje con Peter Rabbit en varios momentos nos recuerda a “Tom y Jerry” y/o al “Coyote y el Correcaminos”.

Las chaquetas que usan los conejos, sus movimientos o que se comuniquen entre ellos no hacen más que humanizarlos para que logremos empatizar con ellos. Sin embargo, aquí ni los animales ni las personas son perfectos, por el contrario los errores se cometen de ambos bandos lo que logra un mensaje más relevante sobre el pedir perdón y aprender a convivir.

“Las Travesuras de Peter Rabbit” puede que abuse de las escenas que pretenden dar gracia utilizando la electricidad, no obstante cumple con lo que se propone: hacer pasar un rato divertidísimo en la sala de cine.

Puntaje: 7

Héroe sin quererlo

“Más Fuerte Que El Destino” (Stronger, 2017) es una película dramática dirigida por David Gordon Green y escrita por John Pollono. Está basada en el libro homónimo de Jeff Bauman y Bret Witter, que consiste en una autobiografía de lo que le tocó vivir a Bauman. El reparto está compuesto por Jake Gyllenhaal (que también la produjo), Tatiana Maslany (reconocida por la serie Orphan Black), Miranda Richardson (Rita Skeeter en la saga Harry Potter), Clancy Brown, Carlos Sanz y Jimmy Leblanc (Patrick en Spotlight). Gyllenhaal ganó el “Hollywood Actor Award” por su interpretación.


La historia gira en torno a Jeffrey Bauman (Jake Gyllenhaal), un joven de 28 años que trabaja en una fábrica de pollo y al que su novia Erin (Tatiana Maslany) acaba de cortarle. Los dos se encuentran de casualidad en un bar. Allí Jeff se entera que Erin correrá la maratón anual de Boston y le promete que él irá a alentarla con un gran letrero. Lo que nadie se esperaba es que ese día de abril, mientras Erin participaba del evento, dos bombas explotarían cerca de la línea de llegada. Al detonar tan cerca de donde se encontraba Jeff, a los médicos no les queda opción que amputarle las piernas. Jeff no sólo deberá enfrentarse a una vida totalmente diferente de la que llevaba, sino también se convertirá en un ejemplo de supervivencia para todo el país.


El año pasado nos adentramos en el ataque terrorista de Boston ocurrido en 2013 gracias a la cinta “Día del Atentado” (Patriots Day), protagonizada por Mark Wahlberg. ¿No es muy pronto para que haya otro filme sobre el mismo tema? La respuesta es no y esto es debido a que, aunque las dos películas se desarrollen en un mismo escenario, el foco está puesto en elementos distintos. Mientras que en la primera conocíamos el proceder policial para dar con los culpables, en “Stronger” se decide centrarse en el caso de una víctima puntual y las consecuencias a partir de la pérdida de una parte de su cuerpo.

Jake Gyllenhaal, como es costumbre, da otra actuación notable que nos hace sufrir con él por más que no conozcamos a su personaje en profundidad (el atentado ocurre a los pocos minutos de inicio). Es a través de su mirada y gestos que el espectador siente lo que Jeff está lidiando. Su familia, en especial su madre, al regresar a casa lo tratan como si fuera un vencedor, un héroe que logró ganarle al enemigo y transformar a Boston en una ciudad fuerte. Lo que menos desea él es enfrentarse a entrevistas, sacarse fotografías con personas que lo admiran o leer las miles de cartas que le llegan.

Tatiana Maslany también está muy bien en el papel de Erin, una mujer que no puede evitar sentir culpa por lo ocurrido y que a la vez resulta un enorme apoyo para Jeff. La química entre los dos actores es espléndida, generando que sus conversaciones, discusiones y muestras de amor sean de las mejores escenas del filme.

Con una narración simple y eficaz, aparte de unos excelentes efectos especiales, “Más Fuerte Que El Destino” consigue ser plenamente emotiva en la mayoría de su metraje. Sin embargo, en el último tramo, como pasa en la mayoría de estos relatos, la cinta se vuelve demasiado patriótica y se alarga con situaciones innecesarias (en especial la charla que mantiene el protagonista con la persona que le salvó la vida, un hombre que le cuenta la trágica historia de sus hijos).

A pesar de ello, “Stronger” es una buena opción para los amantes de las historias dramáticas reales bien contadas.

Puntaje: 7,50

Destrucción total

“Titanes del Pacífico: La Insurrección” (Pacific Rim Uprising, 2018) es una película de ciencia ficción que funciona como secuela de la cinta del 2013 “Pacific Rim” dirigida por Guillermo del Toro. En este caso la dirección está a cargo de Steven S. DeKnight, que también hizo el guión junto a Emily Carmichael, Kira Snyder y T. S. Nowlin. El reparto incluye a John Boyega, Scott Eastwood (Luke en “El Viaje Más Largo”), Tian Jing, Adria Arjona y Cailee Spaeny. De su antecesora regresan a sus respectivos roles Rinko Kikuchi, Charlie Day y Burn Gorman. 


Diez años pasaron luego del gran enfrentamiento entre kaijus (monstruos) y jaegers (robots comandados por dos humanos que realizan una conexión neuronal), donde se logró cerrar la brecha para que las criaturas no entraran a nuestro mundo. A Jake (John Boyega) le pesa el legado de su padre, el mariscal Stacker Pentecost que dio su vida para salvar a la humanidad. Por eso pasa sus días buscando partes abandonadas de jaegers para luego venderlas. Cuando se encuentra por casualidad con la joven Amara Namani (Cailee Spaeny) y descubre que ella construye robots, los dos tendrán que elegir entre pasar los próximos años en la cárcel o unirse a un programa de entrenamiento liderado por Nate Lambert (Scott Eastwood).

En la primera entrega tuvimos extensas peleas nocturnas tanto en mar como en tierra, efectos especiales por todas partes y actuaciones decentes de Idris Elba y Charlie Hunnam. En esta nueva película todo se masifica, brindándonos batallas a plena luz del día donde la destrucción alcanza niveles exorbitantes. Edificios hechos añicos en segundos, bombas, luces láser, gran cantidad de humo, habitantes corriendo por sus vidas, tecnología ultra avanzada y la lista puede continuar y continuar. La longitud de estas escenas se mantiene, por lo que si no estás acostumbrado a este tipo de cintas, muy probablemente el potente sonido de estallidos o los rápidos movimientos consigan agobiarte.

John Boyega hace una buena dupla con Cailee Spaeny a pesar de que en estas producciones se le da poco tiempo al desarrollo de los personajes. Lo que sí quedó flojo es el villano. Su único objetivo es el de dominar al mundo y su actitud “chistosa” no genera risas en el espectador.

Los elementos que se incorporan, desde un propulsor hasta miles de bichos pequeños, ayudan a innovar lo que ya conocíamos. Sin embargo la película se siente en falta de contenido, lo que propensa a que luego de ser vista sea olvidada con mucha facilidad.

“Titanes del Pacífico: La Insurrección” se toma su tiempo para mostrar a los kaijus en pantalla ya que en la primera mitad todas las peleas se dan entre robots. Cuando aparecen los monstruos, lo hacen a lo grande, otorgando secuencias que están a un nivel inimaginable. Imposible encontrar filme más pochoclero que éste en la cartelera.

Puntaje: 6

miércoles, 14 de marzo de 2018

En busca de su padre

“Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft” (Tomb Raider, 2018) es una película de acción basada en el videojuego homónimo del 2013; a la vez funciona como reboot de las adaptaciones cinematográficas de 2001 y 2003 protagonizadas por Angelina Jolie. Está dirigida por el noruego Roar Uthaug y co-escrita por Geneva Robertson-Dworet y Alastair Siddons. El papel principal lo tiene Alicia Vikander, reconocida por sus roles en “Ex Machina” y “La Chica Danesa”. Completan el reparto Walton Goggins, Dominic West, Kristin Scott Thomas y Daniel Wu. 


Hace siete años que Lara Croft (Alicia Vikander) no tiene ninguna novedad sobre su padre Richard. Debido a un altercado con la policía, la joven se reencuentra con Ana Miller (Kristin Scott Thomas), socia de la empresa Croft. Ésta le recuerda que, si no firma unos papeles, perderá la herencia que le corresponde. Sin embargo Lara no está convencida de dar por muerto a Richard a pesar de que el cuerpo no fue hallado. Al seguir un par de pistas, Lara se da cuenta que su padre hizo una gran investigación sobre la reina maligna Himiko. Luego de viajar a Hong Kong, la muchacha convencerá al capitán borracho Lu Ren (Daniel Wu) para que la lleve hasta la isla de Yamatai con el objetivo de descubrir qué es lo que realmente le sucedió a su padre.


Gracias a su arduo entrenamiento, que incluyó tiro con arco y artes marciales mixtas, la actriz sueca Alicia Vikander logra convertirse en Lara Croft. Su esfuerzo resulta notorio en las entretenidas escenas de acción, que suceden tanto en mar como tierra. Sin embargo, y a pesar de todo el carisma que sabe transmitir, el guión no la ayuda ni un poco. Al director no le importó que el espectador conozca a la protagonista en profundidad, por lo que su introducción queda escasa y se hace abuso de los flashbacks.

El problema radica en la historia que se quiso contar: al verla nos parece más de lo mismo, sin aportar nada innovador. Además muchos elementos no consiguen ser creíbles dentro de ese mundo (la fuerte amistad que en pocos minutos desarrollan Lara y Lu Ren, cómo la chica pasa de ser una persona normal a alguien súper fuerte, etc).

No convence que Croft, a pesar de estar gravemente herida, pueda seguir corriendo; o que el villano de turno, interpretado por Walton Goggins, sea tan malo sólo por seguir órdenes de su superior. El propósito de la agrupación Trinity es ridículo y sólo está explicado en pocas palabras, por lo que los hechos que suceden de la mitad del film para adelante se hacen eternos. Si abrir el ataúd de Himiko provocará la destrucción del universo, es ilógico que se desee llegar hasta él.

En una escena nocturna de tormenta, donde un barco está siendo destruido, el mar se ve falso así como también queda muy visible el CGI utilizado. No obstante una de las secuencias mejor logradas consiste en Lara escapando y tirándose al río, evitando caer por la cascada gracias a la fuerza de sus brazos al agarrarse a una avioneta abandonada.

“Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft” sólo les encantará a los gamers ya que verán algunas partes del videojuego fielmente adaptadas a la pantalla grande. Para los demás, la cinta constituye un relato olvidable más que sólo vale la pena por lo comprometida que estuvo con el proyecto su actriz principal. Las puertas quedan abiertas para una segunda parte.

Puntaje: 5

martes, 13 de marzo de 2018

Accionar a partir de la pérdida

“En Pedazos” (Aus dem Nichts, 2017) es una película dramática alemana dirigida, escrita y producida por Fatih Akin. Está protagonizada por Diane Kruger (“La buscadora” en The Host), siendo el primer film que realiza en su país natal. Completan el reparto Numan Acar, Rafael Santana, Denis Moschitto, Samia Chancrin, Ulrich Brandhoff, Hanna Hilsdorf, Ulrich Tukur y Johannes Krisch. La cinta ganó, tanto en los Globos de Oro como en los Critics Choice Awards, la categoría de “Mejor Película de Habla No Inglesa”. Además en el Festival de Cannes Kruger se llevó el galardón por “Mejor Actriz”.


Katja (Diane Kruger) vive en la ciudad de Hamburgo, está casada con Nuri (Numan Acar), un hombre kurdo ex traficante de drogas, y tiene un hijo pequeño con él llamado Rocco (Rafael Santana). Una mañana como cualquier otra deja a su hijo en la oficina donde trabaja Nuri. Cuando anochece va a buscarlos en auto para regresar a su hogar pero nota que las cosas no andan bien: la gente está amontonada, las calles bloqueadas y la policía presente. Al acercarse le comunican lo peor que podría escuchar: una bomba estalló en el lugar y se llevó consigo las vidas de dos personas. Destruida, Katja hará lo que sea para que los culpables paguen.


Nos encontramos ante una historia durísima en la que a una mujer le es arrebatada su familia en un abrir y cerrar de ojos, sin explicaciones. Fatih Akin decide que la temática central no sea el terrorismo neonazi sino cómo alguien lidia con la pérdida de las personas que más ama, cómo actúa a partir de ello y se recompone (o no). La película está dividida en tres etapas con diferentes títulos (“la familia”, “la justicia” y “el mar”). En la primera veremos el suceso detonante, seguido de la investigación, donde Katja debe soportar preguntas sobre si su marido era de alguna religión, si era activo políticamente o si continuaba vendiendo drogas. Invaden su espacio personal y la hacen sentir como si el fallecido no fuera la víctima.

En el segundo tramo seremos testigos del juicio, un juicio que nunca decae y cada vez se pone más intenso. La fotografía pulcra y de un blanco aplastante, junto a los diferentes ángulos de cámara, consigue que, como Katja, también nos sintamos encerrados. Diane Kruger es protagonista absoluta y brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera. Resulta imposible que no suframos con ella al ver cómo el juez de los acusados da vuelta los hechos (gran trabajo actoral de Johannes Krisch). La elección de casting de los neonazis es otro acierto: se muestran impasibles, sonríen cuando las cosas están a su favor y tienen un odio inexplicable en su interior. La bronca de Katja, que por momentos no puede controlar, también es la nuestra.

Al inicio de cada acto podemos ver en pocos minutos algunos de los videos familiares de Katja. Esos momentos, junto al ínfimo pero enternecedor tiempo en pantalla del pequeño Rocco, logran que comprendamos el vínculo familiar y por ello sintamos tanta empatía hacia la protagonista.

Durante el último tramo la película toma otro rumbo: pasa a tener toques de thriller. Esto la hace aún más atrapante de lo que ya era, hasta el punto de no querer pestañear para no perderse ningún detalle. 

Pero si hay algo por lo que se destaca este film es por su poderoso e inesperado final. Golpea fuerte al espectador, lo deja boquiabierto y con todos los sentimientos a flor de piel. Sin dudas es controversial, lo que da paso a reflexionar sobre el estado de la justicia en la actualidad.

“En Pedazos” tiene muy merecido los premios que cosechó e incluso debería haber estado nominada al Óscar. Diane Kruger se carga al hombro un papel complicado que logra interpretar a la perfección. Si buscás cine del bueno, que te llega y se queda con vos, no la dejes pasar.

Puntaje: 10

La tortuosa convivencia

“El Hilo Fantasma” (Phantom Thread, 2017) es una película dramática dirigida, escrita y producida por Paul Thomas Anderson. Está protagonizada por Daniel Day-Lewis, siendo éste su último papel antes de retirarse de la actuación. Completan el reparto la luxemburguesa Vicky Krieps, Lesley Manville, Gina McKee, Brian Gleeson, Harriet Sansom Harris y Camilla Rutherford. La cinta tuvo seis nominaciones a los premios Óscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor. Se llevó la estatuilla por Mejor Diseño de Vestuario. 


Ambientada en Londres de 1950, la historia gira en torno a Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis), un reconocido modista de la alta sociedad. Él vive junto a su hermana Cyril (Lesley Manville), que lo ayuda a tomar las medidas para confeccionar cada vestido. Al tomarse unos días lejos de su hogar, Reynolds conoce a la joven moza Alma (Vicky Krieps) y la invita a cenar. A partir de ese momento la relación que se irá desarrollando entre ellos no será para nada sencilla.


Extraña, misteriosa y atrapante; así se podría definir a la nueva película de Paul Thomas Anderson. Ya desde el trailer no se tiene muy en claro con qué nos vamos a encontrar dentro de la sala, decisión que resulta muy acertada ya que, cuanto menos se sepa sobre Phantom Thread, mejor.

Filmada en formato de 70mm, el filme nos sumerge de lleno en los lujos que gozaba la clase social alta en los años 50. Entre telas bellísimas, autos glamorosos y una casa pulcra se mueve nuestro protagonista, un hombre que pareciera ser indescifrable. Daniel Day-Lewis da todo de sí para que el espectador vea en él al quisquilloso modista Woodcock y no a su persona. Y es que Reynolds era de todo menos amigable: perfeccionista, hiriente y de carácter fuerte, las cosas se hacían a su manera o no se hacían. Con sólo utilizar su mirada el actor logra generar incomodidad y tensión, poniéndonos nerviosos por lo que sucederá a continuación.

A medida que avanza la trama se nos ocurren ideas de lo que puede llegar a pasar pero nunca llegamos a tener en claro cuál es el destino. A pesar de que sea casi imposible empatizar con los personajes, es esa incertidumbre la que nos mantiene alerta en cada momento. Por otro lado, la preciosa fotografía, encuadres y elegante banda sonora compuesta por Jonny Greenwood generan que la película se vuelva mágica, convirtiéndose en esas producciones que ya casi ni se realizan en la actualidad.

No obstante, la cinta no será aceptada por cualquiera debido a su marcada lentitud. En muchas partes pareciera que no está sucediendo nada relevante o que siempre se ahonda sobre lo mismo; otros no aceptarán el curso que toma sobre el desenlace, pero no se puede negar que el filme da pie al análisis y debate luego de su visionado.

Con un guión inteligente que maneja muy bien cada silencio, el clímax conforma una de las mejores escenas que será difícil sacarse de la cabeza. Vicky Krieps como Alma aporta la frescura e inocencia necesarias para ese ambiente lleno de reglas que se siguen a rajatabla. Resulta gloriosa y para aplaudir la pelea que mantiene con Reynolds en la cena.

“El Hilo Fantasma” explora las relaciones humanas, que pueden ser tan inigualables como tóxicas. Adentrarse en la vida del estricto diseñador Reynolds Woodcock no tiene desperdicio y las sorpresas están aseguradas.

Puntaje: 8,50

Con su madre encerrada

“Adiós Entusiasmo” es la ópera prima del cineasta colombiano Vladimir Durán, que aparte de dirigirla también se encargó de armar el guión junto a Sacha Amaral. El reparto de este drama está compuesto por Camilo Castiglione, Mariel Fernández, Martina Juncadella, Laila Maltz, Verónica Llinás y la voz de Rosario Bléfari. Tuvo su estreno en la sección Forum del Festival de Cine de Berlín, aparte de presentarse en Cartagena.


Axel (Camilo Castiglione) es un niño de diez años que vive en el barrio de Montserrat junto a sus jóvenes hermanas Alicia (Laila Maltz), Alejandra (Martina Juncadella) y Antonia (Mariel Fernández). Ellos nunca pueden ver a su madre Margarita ya que la señora se encuentra encerrada en una habitación todo el tiempo, por lo que la única manera de comunicarse con ella es hablándole a través de una ventana alta cerca del baño. Por allí también le pasan alimentos, mantas o lo que la mujer desee. Para el resto de la familia esto resulta habitual, pero la situación se pondrá tensa cuando Margarita quiera festejar su cumpleaños tres días antes.


La película nos presenta un panorama familiar distinto que podría dar resultado si se dieran explicaciones. Durante toda la trama, que de por sí es muy tediosa, uno espera que llegue un punto en el que se logre entender por qué la madre vive en un cuarto sin ver a nadie, qué es lo que le sucede, si tiene alguna enfermedad o problema psicológico. Las respuestas nunca llegan, dejando al espectador súper confuso y con bronca por haber malgastado su tiempo. Está perfecto que un filme tenga final abierto y deje elementos para ser analizados luego de su visionado, sin embargo en este caso nada queda por debatir porque desde un comienzo no se llega a dilucidar cuál es la idea que se quiso transmitir.

La cámara sigue de cerca a los personajes, enfocando muchas veces sólo sus caras y generando la sensación claustrofóbica con la que los hermanos conviven día tras día. Las escenas largas llenas de conversaciones banales cansan hasta el hartazgo porque no tienen un destino fijado; la voz de la madre está presente y por su tonalidad captamos una personalidad fuerte, que puede pasar de una felicitación a un reproche.

La situación logra ser un poco más interesante una vez que se da paso al festejo adelantado de cumpleaños. Los invitados se sientan en una larga mesa cerca del cuarto donde vive Margarita, cenan y charlan con ella sin poder verla. Pero como en cualquier entorno familiar, las discusiones no tardan en llegar y es el papel de la tía Marta (Verónica Llinás) el que da paso a los gritos. Ahora Margarita quiere salir pero su hermana no se lo permite. ¿Por qué será? Nunca lo sabremos.

En el desenlace de “Adiós Entusiasmo” es en donde más se espera un indicio, algo que nos sea lanzado para comprender en mínima medida lo que vimos. No obstante se da paso a la oscuridad y a una escena que pareciera filmada en VHS. Sentido no lo hay, incomprensibilidad mucha.

Puntaje: 2



Conectada al Diablo

“Luciferina” es una película de terror argentina dirigida y escrita por Gonzalo Calzada. Es la primera historia de la saga “La Trinidad de las Vírgenes”, también escrita por Calzada, a la que le siguen “Inmaculada” y “Gótica” (está previsto que estas dos también se adapten a la pantalla grande). El reparto está compuesto por Sofía del Tuffo, Pedro Merlo, Marta Lubos, Malena Sánchez (Nina en la miniserie “Cromo”), Tomás Lipán, Stefanía Koessl (Mónica en “El Clan”), Vando Villamil, Gastón Cocchiarale y Francisco Donovan. Llega a las salas argentinas el 15 de marzo gracias a la distribuidora Energía Entusiasta.


Natalia (Sofía del Tuffo), una chica de 19 años, tras enterarse del suicidio de su madre, decide dejar el convento en el que se estaba formando para ser monja. Al regresar a su hogar se encuentra con su padre (Vando Villamil) postrado en la cama del ático, todo vendado debido a que intentó detener a su esposa de sus frenéticos ataques en los que pintaba úteros sangrientos. También ve de nuevo a su hermana Ángela (Malena Sánchez), que sigue teniendo una personalidad totalmente diferente a la de ella y está en una relación violenta con Mauro (Francisco Donovan). Ángela y sus compañeros de la facultad de psicología planean irse a las islas del Tigre para ser parte de un ritual espiritual con un chamán que les hará tomar la bebida sagrada conocida como ayahuasca. Natalia se les une sin tener plena consciencia que la ayahuasca la hará experimentar visiones terribles así como posesiones que junto a la Hermana Gregoria (Marta Lubos) deberá exorcizar.

Finalmente llega a la cartelera una propuesta que no defraudará a los fanáticos del terror. Ya hemos visto variadas historias que tratan sobre posesiones pero no generan el miedo que esperábamos, por suerte aquí sucede todo lo contrario. La película consigue perturbar al espectador de una forma que pocas veces se logra, haciendo que diversas escenas queden grabadas en la mente después de días de haberla visto. Y esto sucede gracias a la perfecta ambientación, los buenos efectos especiales y el maquillaje que en ningún momento luce falso.

El convento abandonado al que los jóvenes se dirigen resulta el escenario ideal para que ocurran las más terroríficas tragedias. Tanto la fotografía como los sonidos están tan bien utilizados que hasta a la luz del día el lugar da mala espina. Ésta no es una cinta plagada de jump scares: el director se toma su tiempo para crear situaciones visualmente espeluznantes, ya sea por la cantidad de sangre, la potente voz del Diablo o el accionar de los personajes poseídos, en especial el de Abel (Pedro Merlo). Hay más de tres secuencias que por lo terrible que está pasando deseamos que acaben ya, sin embargo son súper largas y logran incomodar por bastantes minutos.

El film aborda temas tales como la virginidad, el aborto y el aura que posee cada persona. A pesar de que el interés se mantiene durante los 114 minutos de duración, el guión en algunas partes flaquea por lo que queda la sensación que algunos hechos podrían haber sido mejor explicados.

“Luciferina” logra que una historia bastante conocida en el género dé espanto. No sólo por segundos, sino durante la mayoría de la trama. Su tercer acto posee un alto contenido morboso que no va a dejar indiferente a nadie. Al verla, bien no la vas a pasar, pero qué bueno es ver producciones nacionales de esta calidad.

Puntaje: 7,50