martes, 13 de marzo de 2018

Con su madre encerrada

“Adiós Entusiasmo” es la ópera prima del cineasta colombiano Vladimir Durán, que aparte de dirigirla también se encargó de armar el guión junto a Sacha Amaral. El reparto de este drama está compuesto por Camilo Castiglione, Mariel Fernández, Martina Juncadella, Laila Maltz, Verónica Llinás y la voz de Rosario Bléfari. Tuvo su estreno en la sección Forum del Festival de Cine de Berlín, aparte de presentarse en Cartagena.


Axel (Camilo Castiglione) es un niño de diez años que vive en el barrio de Montserrat junto a sus jóvenes hermanas Alicia (Laila Maltz), Alejandra (Martina Juncadella) y Antonia (Mariel Fernández). Ellos nunca pueden ver a su madre Margarita ya que la señora se encuentra encerrada en una habitación todo el tiempo, por lo que la única manera de comunicarse con ella es hablándole a través de una ventana alta cerca del baño. Por allí también le pasan alimentos, mantas o lo que la mujer desee. Para el resto de la familia esto resulta habitual, pero la situación se pondrá tensa cuando Margarita quiera festejar su cumpleaños tres días antes.


La película nos presenta un panorama familiar distinto que podría dar resultado si se dieran explicaciones. Durante toda la trama, que de por sí es muy tediosa, uno espera que llegue un punto en el que se logre entender por qué la madre vive en un cuarto sin ver a nadie, qué es lo que le sucede, si tiene alguna enfermedad o problema psicológico. Las respuestas nunca llegan, dejando al espectador súper confuso y con bronca por haber malgastado su tiempo. Está perfecto que un filme tenga final abierto y deje elementos para ser analizados luego de su visionado, sin embargo en este caso nada queda por debatir porque desde un comienzo no se llega a dilucidar cuál es la idea que se quiso transmitir.

La cámara sigue de cerca a los personajes, enfocando muchas veces sólo sus caras y generando la sensación claustrofóbica con la que los hermanos conviven día tras día. Las escenas largas llenas de conversaciones banales cansan hasta el hartazgo porque no tienen un destino fijado; la voz de la madre está presente y por su tonalidad captamos una personalidad fuerte, que puede pasar de una felicitación a un reproche.

La situación logra ser un poco más interesante una vez que se da paso al festejo adelantado de cumpleaños. Los invitados se sientan en una larga mesa cerca del cuarto donde vive Margarita, cenan y charlan con ella sin poder verla. Pero como en cualquier entorno familiar, las discusiones no tardan en llegar y es el papel de la tía Marta (Verónica Llinás) el que da paso a los gritos. Ahora Margarita quiere salir pero su hermana no se lo permite. ¿Por qué será? Nunca lo sabremos.

En el desenlace de “Adiós Entusiasmo” es en donde más se espera un indicio, algo que nos sea lanzado para comprender en mínima medida lo que vimos. No obstante se da paso a la oscuridad y a una escena que pareciera filmada en VHS. Sentido no lo hay, incomprensibilidad mucha.

Puntaje: 2



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