“El Justiciero 2” (The Equalizer
2, 2018) es un thriller de acción que constituye la segunda parte de “El
Justiciero” (The Equalizer), estrenada en 2014. Antoine Fuqua vuelve a ser el
encargado de la dirección, a la vez que Denzel Washington continúa poniéndose
en la piel de Robert McCall y Richard Wenk sigue siendo el guionista. Completan
el reparto Pedro Pascal (Oberyn Martell en la serie Juego de Tronos), Melissa
Leo, Ashton Sanders, Orson Bean, Bill Pullman, Garrett Golden y Jonathan
Scarfe. Es la cuarta vez que Fuqua y Washington colaboran juntos luego de
“Training Day” (2001), el primer film de “The Equalizer” y “The Magnificent
Seven” (2016).
En esta oportunidad, Robert
McCall (Denzel Washington) vive en Massachusetts y trabaja como conductor Lyft
(parecido a lo que es Uber en nuestro país). En los recorridos escucha lo que
les sucede en ese momento de sus vidas a los clientes, y cuando se da cuenta
que las cosas andan mal, no duda en utilizar sus ultra habilidades de lucha para
ayudar a los indefensos. Aún afectado por la muerte de su esposa, Robert tendrá
que lidiar con otra desgracia: la muerte de una de sus colegas en Bruselas. El
Agente de Inteligencia de Defensa no bajará los brazos hasta encontrar y matar
violentamente a los responsables del asesinato.
Nos encontramos ante una película
que no busca innovar en ningún sentido lo ya construido por su predecesora. Al
repetir la fórmula, todo se vuelve monótono y cero emocionante. No obstante, el
mayor problema recae en la historia; ésta tiene demasiadas subtramas que hacen
que el conflicto central tarde demasiado en aparecer, haciendo que el film no
tenga un rumbo fijo desde el principio. El protagonista nos continúa pareciendo
un genio al acabar con la gente mala, pero aquí no hay un desarrollo tan bueno
como lo fue en la primera entrega, cuando veíamos paso a paso cómo se afianzaba
la relación entre Robert y Alina (Chloe Grace Moretz), prostituta que deseaba
ser cantante.
Las secuencias de acción no
defraudan al ser súper sangrientas y violentas, sin embargo nunca llegamos a
sentir la sensación de peligro por la vida de Robert (ni un rasguño le
ocasionan los contrincantes). Esto hace que la tensión se desvanezca, además de
que cuando entramos en el problema principal, el asesino se vuelve demasiado
previsible así como también el desenlace.
El recurso del zoom en el ojo de
McCall (al analizar rápidamente cómo matar a sus enemigos) ya en la primera
parte recordaba mucho a las cintas de Sherlock Holmes. Por suerte aquí se decidió
no usarlo tanto. En vez de tener una secuencia de acción súper extensa en un
supermercado de productos para la construcción, ahora se decidió cambiar el
escenario y que la lucha final se ocasione en el medio de una gran tormenta,
con el mar súper revuelto y el viento en todo su esplendor. Lo único que se
consigue aquí es que la inverosimilitud vaya en aumento.
“El Justiciero 2” entra con
facilidad en el grupo de secuelas innecesarias, en especial por no tener una
trama lo suficientemente interesante ni un ritmo estable. Si querés ver una
película de este estilo pero bien armada, mejor quedarse con John Wick.
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