miércoles, 18 de abril de 2018

La inquietud que no se disipa

“Mimic: No Sigas Las Voces” (Jang-san-beom, 2017) es una película de terror surcoreana dirigida y escrita por Jung Huh, siendo éste su segundo filme luego de “Hide and Seek” (Sum-bakk-og-jil, 2013). El reparto incluye a Yum Jung-ah, Shin Lin-Ah, Jun Hyeok Lee, Hyuk-kwon Park y Jin Heo. En esta ocasión, Jung Huh se basó en una leyenda urbana de Corea del Sur llamada “el tigre de Jangsan”, que trata sobre una criatura que vive en las montañas de Busan y atrae a las personas imitando las voces de sus seres queridos para luego devorarlas. 


Hee-yeon (Yum Jung-ah) es una mujer que convive con su marido, suegra e hija pequeña. Cinco años atrás, Hee-yeon dejó a su hijo al cuidado de su suegra y por un despiste de ésta, el niño soltó su mano y desapareció. La policía ya no tiene interés en seguir buscando (nunca hubo ni una pista sobre qué fue lo que pasó) e incluso el padre del chico perdió las esperanzas. Sin embargo, Hee-yeon continúa trastornada por lo ocurrido. Así es como decide realizar una mudanza hacia el pueblo natal de su suegra, pensando que allí será más factible que la anciana recuerde algún dato que ayude a los investigadores. En los bosques que están alrededor de su nuevo hogar, Hee-yeon se topará con una nenita que dice tener el mismo nombre que su hija. Al darle asilo sin informar a las autoridades, voces familiares comenzarán a escucharse en la casa.


Con una fotografía llena de verdes y colores claros en su primer tramo, el filme logra crear una atmósfera particular, en la que nos hace notar que algo raro sucede en lo profundo del bosque. Allí existe una pared de ladrillo, con un hoyo que da cuenta de la oscuridad en su interior. En el comienzo se nos presentan situaciones relacionadas con este hoyo, pero que nunca llegan a comprenderse por la falta de explicaciones. En esta historia son muchos los cabos sueltos, no obstante cuando se decide centrarse en lo que atraviesa la protagonista, el relato se vuelve tan atrapante como interesante.

Y ahí es donde recae el acierto de la película: Jung Huh se focalizó en mostrar cómo a Hee-yeon el no saber que pasó con su hijo la dejó estancada. Con la aparición de Jun-hee (Shin Lin-Ah), la niña en el bosque que por su aspecto y actitudes transmite una desprotección absoluta, la protagonista ve una nueva oportunidad para hacer las cosas bien, cuidarla y ser una buena madre (inevitablemente ella siente que en su momento no lo fue).

La cinta tiene variados jump scares, algunos bien logrados y otros no tanto. Los problemas están cuando se decide copiarse de las tantas producciones fallidas del género: que de la nada aparezca un personaje y brinde toda la información necesaria para captar qué sucede o que la cámara muestre demasiado a la vil criatura, hecho que ya no genera miedo por la notoria falta de presupuesto en cuanto a los efectos especiales.

Situaciones inverosímiles las hay, por ejemplo que un personaje mientras se está agarrando con sus manos para no caerse por el precipicio decida atender el celular. Sin embargo, el desenlace es de lo más satisfactorio y lógico, por lo que los errores pasan a un segundo plano.

“Mimic: No Sigas Las Voces” constituye otro buen exponente del cine de terror oriental, que da pie a que otras producciones de Corea del Sur lleguen a nuestras salas.

Puntaje: 7,50

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