jueves, 25 de agosto de 2022

Un plan egoísta para ser la mejor

 “Honor Society” (2022) es una película de comedia juvenil dirigida por Oran Zegman y escrita por David A. Goodman. Protagonizada por Angourie Rice (“The Nice Guys”, “Every Day”), el reparto se completa con Gaten Matarazzo (Dustin en Stranger Things), Christopher Mintz-Plasse (McLovin en “Superbad”), Amy Keum, Armani Jackson, Ben Jackson Walker, Micheal P. Northey, Kerry Butler, Kelcey Mawema, Avery Konrad, entre otros. El filme va a estar disponible desde el 16 de septiembre en la plataforma de Paramount+.

 


La historia gira en torno a Honor Rose (Angourie Rice), una adolescente de diecisiete años que está en el último año de la secundaria. Honor tiene un objetivo muy claro para su futuro: ella quiere que su director Calvin (Christopher Mintz-Plasse) la seleccione para recomendarla a Harvard. Sin embargo, Calvin no solo la tiene a ella en cuenta sino que le comunica que hay otros tres alumnos que poseen tan buenas notas como Honor. Con muchísimas ganas de dejar atrás su aburrido pueblo y convertirse en alguien importante, Honor ideará un plan para distraer a los demás nerds de sus estudios.

 


Hace bastante que no me encontraba con una película que me produjera tanto rechazo y disgusto. “Honor Society” dio en el clavo por varios motivos. Vayamos paso a paso. En primer lugar, la película se une al “recurso de moda” de romper con la cuarta pared, como ya vimos en la estupenda Fleabag, Deadpool y, más recientemente, en Persuasión. De esta manera, Honor nos habla directamente a nosotros durante todo el metraje. Esto no sería un problema si su personaje fuera agradable, sin embargo su forma de ser y pensar en voz alta hace que sea imposible conectar con ella. La joven desde el comienzo se presenta como una persona híper superficial: en su habitación tiene pósters de Beyoncé, Billie Eilish y cuadritos con frases feministas pero en realidad no es que ella apoye a esas artistas o crea en ese movimiento, solo aparenta porque “es lo que está en tendencia y gusta a los demás”; por otro lado, Honor detesta a su barrio y se siente superior a su familia, compuesta por un padre que tiene tres trabajos y una madre a la que siempre se la ve horneando diferentes tipos de pan. Ella se viste y posiciona ante el mundo como una persona rica, una que va a ser mejor a los demás porque logrará triunfar en sus estudios y nunca quedará estancada. Además, sus mejores amigas de la escuela en realidad no lo son y solo están ahí para seguir sus órdenes. Como se puede ver, Honor es una chica detestable, egoísta e hipócrita.

No solo la protagonista es de lo peor, si no que ningún otro personaje se salva. Todos los jóvenes que vemos en pantalla están estereotipados a más no poder. Así es como estará la estudiante introvertida con look emo que nunca nadie tiene en cuenta su opinión, con muecas y gestos muy pronunciados para hacer notar que es una “chica rara”; el típico alumno deportista que su padre es el entrenador pero se suma al club de teatro (imposible que no nos recuerde a High School Musical), las chicas que se la pasan haciendo vivos de Instagram y otros más que ni vale la pena mencionar.

Lo más terrible sin embargo pasa por lo que decidieron hacer con el personaje del director Calvin. En un tono ligero y cómico, se deja en claro que este señor gusta de la joven protagonista, incluso expresándole que quiere pasar la noche con ella y que lo que menos harán es dormir. Me parece horrendo que en el 2022 sigan existiendo escenas como estas, las cuales están representadas sin ningún tipo de responsabilidad y tomándolas como graciosas cuando lo que menos producen es risa. Además, el director en reiteradas ocasiones pretende manipular a Honor (por ejemplo, si Honor no va a un concierto donde él cantará, él no la tendrá en cuenta para recomendarla a Harvard). Nunca se pone sobre la mesa la gravedad del asunto con la excusa de que la protagonista sabe cómo zafarse de estas situaciones, haciéndolo ver como que esto es algo usual. El mensaje que se deja es sumamente peligroso y erróneo.

Por otro lado, en la película se muestra como algo común el drogar a otra persona poniéndole una pastilla en su bebida. No solo sucede una vez, lo que me hace pensar qué pasaba por la mente del guionista al escribir este tipo de escenas con tanta liviandad. Porque si estos temas se tocaran con la seriedad que requieren, la historia sería otra.

Con respecto al rol de Gaten Matarazzo, el cual interpreta a Michael Dipnicky, otro de los jóvenes inteligentes que Honor quiere distraer con su encanto para que empiece a fallar en sus exámenes, debo decir que en un principio era el único que me caía bien. No obstante, la película toma un rumbo completamente distinto al planteado, dejándonos con un plot twist que sorprende pero que, en mi caso, termina por hundir a esta producción.

Sin más que agregar, “Honor Society” deja mucho que desear. No es divertida y su frivolidad exaspera. Angourie Rice tiene futuro en la actuación, solo le falta elegir mejor sus papeles.

 

Puntaje: 3,50

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