domingo, 2 de julio de 2017

El Gran Hermano elevado a la máxima potencia

“El Círculo” (The Circle, 2017) es un thriller dirigido por James Ponsoldt y escrito por él y Dave Eggers. Está basado en el libro homónimo de este último, distopía publicada en 2013 que se nutre de Un Mundo Feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell. El reparto incluye a Emma Watson, Karen Gillan, Tom Hanks, Ellar Coltrane, John Boyega, Patton Oswalt, Glenne Headly, que murió después del estreno de la película en Estados Unidos, y Bill Paxton, fallecido antes del estreno. Llegó a las salas argentinas el 29 de junio de 2017 gracias a la nueva distribuidora Digicine.


Gracias a una amiga que le consigue una entrevista, la joven Mae Holland es contratada para trabajar en “El Círculo”, la empresa de Internet más influyente del mundo. La compañía unifica cuentas bancarias, redes sociales, direcciones de mail, contraseñas y nuevas aplicaciones para crear una única identidad virtual. Al prácticamente vivir en este complejo y dejar de lado su privacidad, Mae se dará cuenta del gran poder y objetivos que tiene Eamon Bailey, su jefe y fundador de la empresa.
La película nos atrapa desde el principio al meter a la protagonista dentro del mundillo que compone El Círculo, con espacios verdes, deportes, restaurantes, fiestas en la noche, áreas de descanso, etc. Una compañía de lujo en la que todos son felices y se sienten orgullosos de pertenecer. Mae está súper emocionada por esta oportunidad ya que su padre sufre de esclerosis múltiple y en la familia no tienen los recursos necesarios para pagar los medicamentos, aparte de que su empleo en una oficina grisácea de mala muerte no era de su agrado. Cada viernes las personas que componen El Círculo se disponen a escuchar a Eamon Bailey, CEO que brinda discursos motivacionales, integra a los nuevos trabajadores y crea nuevos elementos o aplicaciones tecnológicas para el mejor funcionamiento de la sociedad. Una de las nuevas propuestas es SeeChange: camaritas pequeñísimas esparcidas por todo el mundo, no sólo en las calles sino también en las casas. El planteo que hace Eamon para convencer de que es bueno usar estas cámaras se basa en que gracias a ellas se descubrirá quiénes causan los atentados, las personas al ser observadas se comportarán mejor y no habrá más secretos, que en El Círculo son considerados mentiras.


La trama va planteando temas interesantes como la idea de que el “saber es bueno, pero saberlo todo es mejor”, la transparencia de los políticos, el hecho de compartir lo que uno hace como forma de preocuparse por el otro (esto es demasiado rebuscado), la democracia y el control del individuo. Sin embargo, a medida que transcurre la cinta, lo que empezó bien se termina desinflando y el ritmo narrativo se pierde. Se dedican muchas escenas a discursos inspiradores con palabrerío que llega a cansar, de la enfermedad del padre llega un punto en el que no se habla más, algunos personajes tienen cero desarrollo como el amigo de la infancia de Mae interpretado por Ellar Coltrane o el personaje de John Boyega, que casi ni aparece, y lo peor es que se nota que está mal adaptada porque hay situaciones que no se comprenden para el que no leyó el libro. Tampoco nunca entendemos con exactitud cuál es la labor de Mae al entrar al Círculo, sólo la vemos usando la tecnología y teniendo un buen rendimiento en ello.
La fotografía busca abrumar con globos de diálogo que son comentarios en diferentes idiomas de las miles de personas que ven los videos en vivo de Mae, esto se logra con efectividad ya que uno se llega a perder con tanta información en pantalla. El paraíso idílico del establecimiento está bien representado, logrando ver cómo Mae se aleja de su entorno familiar para formar parte de esta nueva comunidad. Emma Watson se carga al hombro la película pero nunca llegamos a empatizar al 100% con ella. Su personaje es muy chato, flojo e ingenuo, no estamos de acuerdo con las decisiones que toma aunque tiene sus momentos espléndidos al demostrar la preocupación por su padre y al apagar la cámara y darse cuenta que su forma de ser ya no existe, su personalidad se perdió por dedicar su vida al público.  Tom Hanks aparece en el póster pero sería intrascendente si no estuviera interpretado por él, Eamon Bailey aparece en pocas escenas y no se llega a explorar en profundidad sus motivaciones.
Resulta ilógico que ninguno de los integrantes del Círculo, a partir de la desaparición del ámbito personal y al ser testigos de ciertas consecuencias, no tengan la moral suficiente para preguntarse si esta violación de la ética puede llegar a ser incorrecta. La gente pareciera que es como una secta dominada que obedece sin dudar cada progreso de la empresa. La película combina demasiados temas que terminan en un final pésimo, la verdad es que no se sabe el mensaje que quiso dejar.

“El Círculo” parte de una premisa ya conocida pero no por eso menos absorbente, sin embargo el guión flaquea y lo que podría ser una gran historia queda a mitad de camino. Le faltó emoción, no explotó su potencial. A pesar de sus fallas, si vas a verla sin expectativas altas, la vas a pasar bien.


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