jueves, 6 de julio de 2017

Las injusticias del mercado laboral

 “Dos Días, Una Noche” (Deux Jours, Une Nuit, 2014) es una película dramática de Bélgica, Italia y Francia escrita y dirigida por los hermanos Dardenne. Está protagonizada por Marion Cotillard y Fabrizio Rongione. Estuvo nominada a los premios Óscar como Mejor Película Extranjera y a Mejor Actriz por Cotillard. También fue seleccionada para competir por la Palma de Oro en la sección principal del Festival de Cannes 2014. Se estrenó en las salas argentinas el 22 de octubre de 2015 gracias a la distribuidora Distribution Company.


Sandra Bya vive con sus pequeños hijos y marido en Seraing, una ciudad industrial de Bélgica. Debido a una depresión tuvo que dejar por un tiempo su trabajo en una fábrica de paneles solares. Durante su ausencia, el jefe se da cuenta que no hace falta que ella regrese a trabajar, los compañeros pueden hacer horas extras y se cubre perfectamente su puesto. Si Sandra vuelve, los demás no cobrarán mil euros más. El lunes se realizará una votación para ver quién prefiere el regreso de Sandra o el dinero. Sandra sólo tiene el fin de semana para ir casa por casa de los otros empleados para tratar de convencerlos de que voten por ella y así no perder su trabajo. Pero esto no será sencillo ya que muchos necesitan esos mil euros adicionales para cubrir sus gastos.


La historia es simple pero muy dura: la protagonista, aunque no esté totalmente recuperada, necesita trabajar para mantener a su familia, con el sueldo del marido no alcanza. Tocar el timbre en cada hogar, dar la cara y andar pidiendo que se pongan en su lugar es una situación de lo más horrible, porque es el empleador el que genera este problema y deja la pelea entre los trabajadores. Sandra no fue la que dispuso que si vuelve a trabajar a los demás se les sacara el bono extra, sin embargo es ella la que tiene a su empleo en juego.
Gracias a la actuación magnífica de Marion Cotillard se hace imposible no embarcarse en su camino, sufrir y empatizar con ella. Toda la película está con jeans, musculosa, despeinada y a cara lavada, lo que ayuda a formar un relato realista de una mujer con vestigios de una depresión severa que cuenta con el apoyo de su marido, interpretado por Fabrizio Rongione. Él es el que la anima, ahuyenta sus pensamientos negativos, la lleva con el auto a cada casa de los compañeros del trabajo. Confía en que Sandra va a poder convencer a las personas, cuando ni siquiera ella cree en sí misma.
El guión a veces se torna repetitivo porque a cada persona Sandra le cuenta lo mismo: que realmente necesita el trabajo, que no se dejen influenciar por su jefe, que no es su culpa esta situación. Sin embargo las distintas reacciones por parte de los empleados mantienen el interés: algunos son egoístas, no quieren abrir la puerta, otros por más que quieran no pueden ayudarla porque realmente necesitan esa cantidad de dinero y en algunos se refleja la solidaridad y compañerismo.
La indiferencia, vergüenza, fragilidad, lucha e injusticia laboral definen a este film contado con escenas largas, casi sin música. En los ojos de Sandra veremos cómo se siente una mendiga por andar pidiendo conservar su empleo, cómo no quiere que sus hijos la vean llorar. La película parte de algo sencillo para entrar en un tema profundo, con diálogos intensos que logran emocionar. La construcción del personaje principal es notable y se empatiza muchísimo con ella, lo que era fundamental para que la película funcionara.

Con un final que a pesar de todo te deja con una sonrisa enorme, “Dos Días, Una Noche” llega a lo más profundo del espectador. Gracias a la forma en la que está contada y a la enorme interpretación de Marion Cotillard se convierte en una película excelente. Recomendadísima.


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